Diogenes o yo enganamos.
Cual mentira de los dos ?
es, en pintar, mas fiel,
las obras que Dios crio ?
El cinismo dira que el,
la virtud dira que yo.
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira :
todo es segun el color
del cristal con que se mira.
EL CANDIL DE CARLOS V
En Yuste, en la pobre cama
de una pobre habitacion
alumbrada por la llama
de un candil, medio velon,
RAMON DE CAMPOAMOR Y CAMPOOSORIO 249
sonando esta Carlos Quinto
que en un duelo personal,
ve a sus pies, en sangre tinto,
al rey frances, su rival.
Se incorporo de ira loco,
mas paso un viento sutil
que movio la luz un poco
del velon, medio candil,
y, tosiendo, con cuidado
se arropo el Emperador,
por si aquel aire colado
puede mas que su valor;
y <jPor que el cielo consiente
dice el heroe ya f ebril
que mate a todo un valiente
lo que no apaga un candil ?
NO HAY DICHA EN LA TIERRA
De nino, en el vano alino
de la juventud sonando,
pase la ninez llorando
con todo el pesar de un nino.
Si empieza el hombre penando
cuando ni un mal le desvela,
fab i
la dicha que el hombre anbela,
gdonde estd?
Ya joven, falto de calma,
busco el placer de la vida
y cada ilusion perdida
me arranca, al partir, el alma.
Si en la estacion mas florida
no hay mal que al alma no duela,
,-ahi
la dicha que el hombre anhela,
jdonde estd?
250 RAMON DE CAMPOAMOR Y CAMPOOSORIO
La paz con ansia importuna
busco en la vejez incite
y buscare en mal tan fuerte
junto al sepulcro la cuna.
Temo a la muerte y la muerte
todos los males consuela.
/ah!
la dicha que el hombre anhela,
<} donde estd?
LA COPA DEL REY DE THULE
" <|Me quieres? " le pregunto
un galan a una doncella.
El era muy pobre, y ella
le contesto airada: "jNo!"
Quedo el lleno de pesar
sobre una roca sentado,
y, al verse tan despreciado,
se echo de cabeza al mar.
Llego al fondo y, al morir,
tentando un caliz, lo asio.
penso en Dios...nado...subio
y dijo: "jQuiero vivir!"
Cuando hizo a la orilla pie,
vio el caliz de oro, en que habia
un letrero que decia :
Co-pa del rey de Thule.
Sobre la roca despues
se hablaron el y ella asi :
"Soyrico, ^ me quieres ?" "Si."
"Dame un beso..." "Y dos y tres..."
Mas cuando le fue a besar,
viendo el la codicia de ella,
rechazando a la doncella,
la echo de cabeza al mar.
RAMON DE CAMPOAMOR Y CAMPOOSORIO 251
LAS ESTRELLAS ERRANTES
I
En mi nifiez, viendo una estrella errante,
crei sencillamente
que era algun angel que venia amante
a darme abrazos y a besar mi f rente.
ii
Ya joven, vi otra estrella que corria,
y dije, en mi locura:
"Es mi estrella del Norte, que me guia
al placer, al amor y a la ventura."
in
Vi ayer volar un astro mortecino,
que descendio hasta el suelo;
era la estrella de mi buen destino,
que, ya de vieja, se cayo del cielo.
EL PODER DEL LLANTO
A Dona Emilia Pardo Bazdn.
i
Dio el Cielo a la mujer miles de encantos,
y a pesar de ser tantos,
son estos de un poder irresistible:
ademas de lo buena y lo sensible,
une al pudor, en cuya fuente pura
todos beben su copa de locura,
el dejo celestial de sus acentos
y unos ojos que ven los pensamientos.
ii
Leyendo esto, al gran Lope recordaba
nuestra insigne escritora y replicaba :
" i Y a que olvidar nuestro mayor encanto?
Para ablandar lo duro del destino,
ha dado Dios a la mujer el llanto,
que es lo que hay en lo humano de divino."
252 RAMON DE CAMPOAMOR Y CAMPOOSORIO
EL PAJARO MENSAJERO
Un pajaro solte que, alzando el vuelo,
en busca de mi amor entro en el Cielo.
En la carta que el pajaro llevaba,
recordando mis intimas ternuras,
a mi amor le encargaba
que me hablase del Cielo y sus venturas.
El pajaro volvio con la respuesta,
pero llego borrada,
porque entre el hombre y Dios se halla interpuesta
la noche sin estrellas de la nada.
HUMORADAS
Ser fiel, siempre que quieres, es tu lema;
pero tu <;quieres siempre? He aqui el problema.
Se firme en esperar, que de este modo
algo le llega al que lo espera todo.
Las almas muy sinceras,
confundiendo mentiras y verdades,
despues que hacen de suenos realidades,
elevan realidades a quimeras.
Me suelo preguntar de dudas lleno :
<|son mejores los buenos o los justos?
Y la eleccion va en gustos;
yo doy todos los justos por un bueno.
La que ama un ideal y sube...y sube...
suele morir ahorcada de una nube.
Nunca tendran utilidad alguna,
sin el amor, la ciencia y la fortuna.
Solo la edad me explica con certeza
por que un alma constante, cual la mia,
escuchando una identica armonia,
de lo mismo que hoy saca la tristeza
sacaba en otro tiempo la alegria.
RAMON DE CAMPOAMOR Y CAMPOOSORIO 253
Te abanicas con gracia y te suplico
que tengas muy en cuenta
que puede levantar un abanico,
con el aire mas dulce, una tormenta.
Nada en el mundo alcanza
a apagar el ardor de los sentidos.
Mil deseos cumplidos
no igualan al placer de una esperanza.
Al mover tu abanico con grace] o
quitas el polvo al corazon mas viejo.
Como el viento continue, no es sentida
la eterna pesadez de nuestra vida.
Despues de bien pensado,
fue mi tiempo perdido el mas ganado.
Inscripcion sepulcral para cualquiera:
"Fue lo que fue, sin ser lo que debiera."
No obligare al destino
a repetir placeres que he olvidado;
el que hace muchos viajes al pasado
lo suele pasar mal en el camino.
Una anciana muy pobre me decia
"da mas que el oro Dios, si da alegria."
Yo conoci un labrador
que, celebrando mi gloria,
al borrico de su noria
le llamaba Campoamor.
JUAN VALERA
1824 1905
THE most accomplished man of letters in the Spain of his time, Juan Valera,
early won a reputation by the sound judgement and catholic taste of his
criticism, and, later, by the measure of his essays in fiction. As a youth he
would fain have succeeded as a poet, and with this object he issued his
Ensayos poeticos (1844). In a characteristic vein of self-mockery, Valera has
recorded his disillusionment on discovering that not half a dozen copies of
the Ensayos poeticos were sold; the public showed scarcely more enthusiasm
254 JUAN VALERA
for the chill perfection of a later issue entitled Poesias (1858). Though he
declined to admit the justice of the popular verdict, Valera had neither the
means nor the inclination to fight an uphill battle, and he betook himself
to criticism in the hours that he could spare from diplomacy. When in
Spain he was always ready to lecture at the Ateneo, or to act as spokesman
at academic receptions: for such offices, Valera's critical acumen and ac-
quaintance with literature other than Spanish combined to fit him, and he
continued to practise as a critic to the end of his life. Towards the close of
his career, he seemed to be more timorous of giving offence, though he still
had flashes of intuition as when in Cartas americanas (1888) he noted the
rare promise of the then almost unknown Rubn Dario.
It was, however, as a novelist that Valera won a lasting fame. This success
could not have been foretold. His first effort at fiction Margarita y
Antonio dating from 1865, met with no more success than his poems, and
remained unfinished. Valera's triumph came much later with Pepita Jimenez
(1874) in which Coventry Patmore recognized "that complete synthesis of
gravity of matter and gaiety of manner which is the glittering crown of art."
Appearing almost simultaneously with Alarc6n's El Sombrero de tres picos^
Pepita Jimenez is a landmark in the history of Spanish fiction. It was followed
by other novels from the same pen: these, though lacking in the element of
surprise which constituted part of the charm of Pepita Jimenez, abound in
shrewd observation and brilliant descriptive passages. Compelled by failing
health to resign his post as ambassador at Vienna, not rich in anything but
reputation, Valera redoubled his literary activity in the twilight of advanced
age.
HOMENAJE A MEN&NDEZ Y PELAYO
Mayores y mas extraordinarios que los servicios que el Sr.
Menendez ha prestado hasta hoy a la filosofia y a la ciencia
espanolas, son los que presta de continue a nuestra literatura
con fecundidad inagotable y con facilidad pasmosa para el
trabajo.
Prolijo seria recordar aqui lo mucho y bueno que el Sr. Menendez
ha dicho en la catedra y ha expresado sobre la materia en sus
preciosos escritos, tan agradables de leer por la tersura y elegancia
de su claro y facil estilo, y tan dignos de admiracion por el saber
que denotan, y mas aun por el sereno y recto juicio con que lo
aprecia todo y por la elevada comprension intelectual con que lo
ve y lo coordina.
No dare cuenta aqui, ni encomiare como lo merecen, su Horacio
en Espana, sus estudios sobre Arnaldo de Vilanova, Calderon y
su teatro, escritores montaneses y traductores de la Eneida y la
lliada. Ni tampoco hablare de sus elegantes y erudites discursos
JUAN VALERA 255
academicos, entre los que descuellan el de recepcion en la Academia
Espanola acerca del misticismo en nuestra poesia, y los elogios
de Francisco Sanchez el esceptico y de Don Benito Perez Galdos
el novelista. Me limitare, pues, a decir algo acerca de dos obras
extensas y capitales que el Sr. Menendez esta escribiendo y publi-
cando ahora.
Es una de ellas la edicion monumental de las obras completas
de Fray Lope Felix de Vega Carpio, que por encargo de la Academia
Espanola el Sr. Menendez dirige e ilustra. Ocho gruesos volumenes
van ya publicados de esta magnifica obra, y todos ellos contienen
sendas introducciones y notas que aclaran el texto, y donde el
Sr. Menendez luce pertinentemente su rara erudicion, su elevado
criterio y la amenidad de su estilo. Sobre cada drama hace una
disertacion tan curiosa y discreta como entretenida. Si el drama
es mitologico, nos refiere el origen y las transformaciones de la
fabula que le da asunto, buscandola en la India, en Egipto, en
Fenicia, en el Asia Menor o en el centre del Asia ; explicando como
se modified y hermoseo entre los griegos, y citando para ello los
antiguos historiadores y poetas. Asimismo menciona y juzga los
poemas y los dramas que sobre el mismo asunto se han escrito en
otros paises antes y despues de Lope. Y si el drama es historic
legendario, sube el Sr. Menendez hasta el manantial de la leyenda,
y siguiendo su curso por medio de las viejas cronicas, de la tradicion
oral y de la poesia popular epica, nos conduce al momento en que
Lope se apodera de la leyenda para componer su drama, cuyo
merito aprecia y tasa el Sr. Menendez, en mi sentir, sin ponderacion
extremada.
Muy de alabar es igualmente en esta edicion de Lope el orden
atinado en que hasta ahora van apareciendo las numerosas pro-
ducciones de aquel autor fecundisimo.
Por encargo asimismo de la Real Academia Espanola, y con
ocasion del cuarto Centenario del descubrimiento de America, el
Sr. Menendez compuso y dio a la estampa, pocos anos ha, otro
trabajo, cuya importancia no consiente que sobre el se guarde
silencio. Me refiero a la Antologia de poetas hispano-americanos.
Consta dicha coleccion de cuatro tomos bastante voluminosos,
aunque no se insertan en ella sino poesias de autores que ya murieron.
A mi ver, mas puede censurarse esta Antologia por lo que en ella
sobra que por lo que en ella falta, si bien criticos hispano-ameri-
256 JUAN VALERA
canos echan alii de menos un sinnumero de composiciones y de
poetas. Justo es presumir, sin embargo, que el peculiar y exagerado
patriotismo de cada uno de los criticos ha influido mucho mas que
la razon en esta censura. Como quiera que sea, no ha de negarse
que los varies discursos preliminares o introducciones con que el
Sr. Menendez ilustra la coleccion, forman en su conjunto una
excelente historia de la literatura hispano-americana, donde, sin
menoscabo del recto juicio, se notan la benevolencia y el amor con
que el Sr. Menendez examina, critica y alaba a los poetas de aquellas
Republicas, las cuales, por mas que esten politicamente separadas
de Espana, tienen por ciudadanos a hombres de nuestra sangre y
de nuestra lengua, cuyo valer y cuyos progresos nos lisonjean, y
cuya decadencia y esterilidad no podrian menos de desconsolarnos
y, en cierto modo, de infundirnos alguna duda sobre la vitalidad
y el vigor de nuestra raza y de nuestra cultura castiza.
Mas interesante y util trabajo todavia es el que esta haciendo
y publicando el Sr. Menendez bajo el titulo de Antologia de poetas
Uncos castellanos. Seis tomos de esta Antologia han salido ya en
la Biblioteca clasica, de D. Luis Navarro. Las composiciones in-
sertas en ellos no pasan aim del reinado de los Reyes Catolicos.
Tal vez aqui tambien podria algun lector descontentadizo tildar
al Sr. Menendez de prodigo en la insercion de versos. Una anto-
logia, ora sea hispano-americana, ora hispano-peninsular, es como
ramillete de flores y debe contener poca hojarasca y menos espinas.
Valga, no obstante, para disculpa de esta acusacion, el valer
historico de muchos versos, que no se ponen por el deleite estetico
que produce su lectura, sino como documentos preciosos de
nuestras costumbres, de nuestro idioma y de nuestro pensar y sentir
en los pasados siglos. Pero lo que es digno de mayor aplauso para
el Sr. Menendez, son los sendos prologos que los seis tomos con-
tienen; prologos tan extensos, que en algunos tomos pasan de
400 paginas, sin que haya en seguida o apenas haya versos que
scan prologuizados. Raro es esto; <;pero como ha de ser censurable
cuando, sin que lo esperemos y como por sorpresa y con modesto
disimulo, el Sr. Menendez va tejiendo en dichos prologos una
admirable historia de la poesia espanola ? Llamela prologos o como
se le antoje, bien puede afirmarse que la historia de la poesia
espanola, escrita por estilo magistral, con profundo saber y elevada
critica, quedara terminada y completa hasta el dia de hoy, cuando
JUAN VALERA 257
el ultimo tomo de la Antologia de poetas liricos castellanos pase de
la imprenta a los escaparates de los libreros.
EL COMENDADOR MENDOZA
D. Fadrique Lopez de Mendoza, llamado comunmente el
Comendador, fue hermano de Don Jose, el mayorazgo, abuelo de
nuestro D. Faustino, a quien supongo que conocen mis lectores.
Nacio D. Fadrique en 1744.
Desde nino dicen que manifesto una inclinacion perversa a reirse
de todo y a no tomar nada por lo serio. Esta cualidad es la que
menos facilmente se perdona, cuando se entreve que no proviene de
ligereza, sino de tener un hombre el espiritu tan serio, que apenas
halla cosa terrena y humana que merezca que el la considere con
seriedad; por donde, en fuerza de la seriedad misma, nacen el
desden y la risa burlona.
D. Fadrique, segun la general tradicion, era un hombre de este
genero: un hombre jocoso de puro serio.
Claro esta que hay dos clases de hombres jocosos de puro series.
A una clase, que es muy numerosa, pertenecen los que andan
siempre tan series, que hacen reir a los demas, y sin quererlo son
jocosos. A otra clase, que siempre cuenta pocos individuos, es
a la que pertenecia D. Fadrique. D. Fadrique se burlaba de la
seriedad vulgar e inmotivada, en virtud de una seriedad exquisita
y superlativa; por lo cual era jocoso.
Conviene advertir, no obstante, que la jocosidad de D. Fadrique
rara vez tocaba en la insolencia o en la crueldad, ni se ensanaba
en daiio del projimo. Sus burlas eran benevolas y urbanas, y
tenian a menudo cierto barniz de dulce melancolia.
El rasgo predominante en el caracter de Don Fadrique no se
puede negar que implicaba una mala condicion: la falta de respeto.
Como veia lo ridiculo y lo comico en todo, resultaba que nada o
casi nada respetaba, sin poderlo remediar. Sus maestros y
superiores se lamentaron mucho de esto.
D. Fadrique era agil y fuerte, nada ni nadie le inspire jamas
temor, mas que su padre, a quien quiso entranablemente. No
por eso dejaba de conocer y aun de decir en confianza, cuando
recordaba a su padre, despues de muerto, que, si bien habia
sido un cumplido caballero, honrado, pundonoroso, buen marido
K. s. R. 17
258 JUAN VALERA
y lleno de caridad para con los pobres, habia sido tambien un
vdndalo.
En comprobacion de este aserto contaba D. Fadrique varias
anecdotas, entre las cuales ninguna le gustaba tanto como la del
bolero.
D. Fadrique bailaba muy bien este baile cuando era nino, y
D. Diego, que asi se llamaba su padre, se complacia en que su
hijo luciese su habilidad cuando le llevaba de visitas o las recibia
con el en su casa.
Un dia llevo D. Diego a su hijo D. Fadrique a la pequena ciudad,
que dista dos leguas de Villabermeja, cuyo nombre no he querido
nunca decir, y donde he puesto la escena de mi Pepita Jimenez.
Para la mejor inteligencia de todo, y a fin de evitar perifrasis,
pido al lector que siempre que en adelante hable yo de la ciudad
entienda que hablo de la pequena ciudad ya mencionada.
D. Diego, como queda dicho, llevo a D. Fadrique a la ciudad.
Tenia D. Fadrique trece afios, pero estaba muy espigado. Como
iba de visitas de ceremonia, lucia casaca y chupa de damasco
encarnado con botones de acero brunido, zapatos de hebilla y
medias de seda blanca, de suerte que parecia un sol.
La ropa de viaje de D. Fadrique, que estaba muy traida y con
algunas manchas y desgarrones, se quedo en la posada, donde
dejaron los caballos. D. Diego quiso que su hijo le acompanase
en todo su esplendor. El muchacho iba contentisimo de verse tan
guapo y con traje tan senoril y lujoso. Pero la misma idea de la
elegancia aristocratica del traje le infundio un sentimiento algo
exagerado del decoro y compostura que debia tener quien le llevaba
puesto.
Por desgracia, en la primera visita que hizo Don Diego a una
hidalga viuda, que tenia dos hijas doncellas, se hablo del nino
Fadrique y de lo crecido que estaba, y del talento que tenia para
bailar el bolero.
Ahora dijo D. Diego, baila el chico peor que el ano
pasado, porque esta en la edad del pavo : edad insuf rible, entre la
palmeta y el barbero. Ya Vds. sabran que en esa edad se ponen
los chicos muy empalogosos, porque empiezan a presumir de
hombres y no lo son. Sin embargo, ya que Vds. se empenan, el
chico lucira su habilidad.
Las senoras, que habian mostrado deseos de ver a D. Fadrique
JUAN VALERA 259
bailar, repitieron sus instancias, y una de las doncellas tomo una
guitarra y se puso a tocar para que D. Fadrique bailase.
- Baila, Fadrique, dijo D. Diego, no bien empezo la musica.
Repugnancia invencible al baile, en aquella ocasion, se apodero
de su alma. Veia una contrariedad monstruosa, algo de lo que
llaman ahora una antinomia, entre el bolero y la casaca. Es de
advertir que en aquel dia D. Fadrique llevaba casaca por primera
vez: estrenaba la prenda, si puede calificarse de estreno el apro-
vechamiento del arreglo o refundicion de un vestido, usado primero
por el padre y despues por el mayorazgo, a quien se le habia
quedado estrecho y corto.
- Baila, Fadrique, repitio D. Diego, bastante amostazado.
D. Diego, cuyo traje de campo y camino, al uso de la tierra,
estaba en muy buen estado, no se habia puesto casaca como su
hijo. D. Diego iba todo de estezado, con botas y espuelas, y en
la mano llevaba el latigo con que castigaba al caballo y a los
podencos de una jauria numerosa que tenia para cazar.
- Baila, Fadrique, - - exclamo D. Diego por tercera vez,
notandose ya en su voz cierta alteracion, causada por la colera
y la sorpresa.
Era tan elevado el concepto que tenia D. Diego de la autoridad
paterna, que se maravillaba de aquella rebeldia.
Dejele V., senor de Mendoza dijo la hidalga viuda. El
nino esta cansado del camino y no quiere bailar.
Ha de bailar ahora.
- Dejele V.; otra vez le veremos, dijo la que tocaba la gui-
tarra.
Ha de bailar ahora repitio D. Diego. Baila, Fadrique.
- Yo no bailo con casaca, respondio este al cabo. Aqui
fue Troya. D. Diego prescindio de las sefioras y de todo.
jRebelde! jmal hijo! grito: te enviare a los Toribios:
baila o te desuello; y empezo a latigazos con D. Fadrique.
La senorita de la guitarra paro un instante la musica; pero
D. Diego la miro de modo tan terrible, que ella tuvo miedo de que
la hiciese tocar como queria hacer bailar a su hijo, y siguio tocando
el bolero.
D. Fadrique, despues de recibir ocho o diez latigazos, bailo lo
mejor que supo.
Al pronto se le saltaron las lagrimas; pero despues, considerando
17 2
260 JUAN VALERA
que habia sido su padre quien le habia pegado, y ofreciendose a
su fantasia de un modo comico toda la escena, y viendose el mismo
bailar a latigazos y con casaca, se rio, a pesar del dolor fisico, y
bailo con inspiracion y entusiasmo.
Las senoras aplaudieron a rabiar.
Bien, bien dijo D. Diego. jPor vida del diablo ! <|Te he
hecho mal, hi jo mio ?
No, padre dijo D. Fadrique. Esta visto: yo necesitaba
hoy de doble acompanamiento para bailar.
Hombre, disimula. ,;Por que eres tonto? <<Que repugnancia
podias tener, si la casaca te va que ni pintada, y el bolero clasico
y de buena escuela es un baile muy senor? Estas damas me per-
donaran. <; No es verdad ? Yo soy algo vivo de genio.
Asi termino el lance del bolero.
Aquel dia bailo otras cuatro veces D. Fadrique en otras tantas
visitas, a la mas leve insinuacion de su padre.
GREGORIO GUTIERREZ GONZALEZ
1826 1872
GUTIERREZ GONZALEZ was born in la Ceja del Tambo in Colombia; by pro-
fession a lawyer, he was made deputy and then senator. His earliest efforts
(1844) betray a Romantic influence, but later his true bent revealed itself
in all its natural freshness and simplicity. Gutierrez Gonzalez's claim to
fame rests on his Memoria sobre el cultivo del Maiz en Antioquia (1866), a
masterpiece of vigorous and picturesque realism in the pastoral kind.
AL SALTO DEL TEQUENDAMA
Los valles va a buscar del Magdalena
con salto audaz el Bogota espumoso.
Bello.
Mudo a tu vista de terror y espanto
el oprimido corazon palpita,
como el arcangel ante Dios agita
sus blancas alas, su celeste canto.
Te he visto ya. Tu imagen imponente
la imagen es del Hacedor airado,
cuando a su voz tremenda fue lanzado
desde el rudo penasco tu torrente.
GREGORIO GUTIERREZ GONZALEZ 261
Es tu aspecto sublime como el nombre
del que rige los mundos; tan terrible
como lo fue la maldicion horrible
de Dios lanzada en el Eden al hombre.
Yo he mirado de lo alto desprendidas
tus ondas turbias entre herviente espuma,
rodar envueltas, en la blanca bruma
y en el abismo rebramar perdidas.
Con lento paso recorriendo el monte
las he visto asomar en la ancha boca,
y veloces lanzarse de la roca
como lampo fugaz del horizonte.
Las he visto en confuso remolino
una tras otras descender hinchadas,
y en su rapido curso arrebatadas
en vaporoso y leve torbellino.
En agrupados borbotones corren,
y en su curso parecen suspendidas
un momento, y se avanzan desprendidas
antes que el rastro de sus huellas borren.
Y tu raudal en niebla se desata
y en argentados remolinos sube,
como de incienso la olorosa nube,
que en vagos giros su extension dilata.
Del sol naciente el rayo matutino
tornasola tu niebla transparente,
y aureola fantastica en la frente
blanda te cine el iris purpurino.
Un fantasma pareces circuido
de manto aereo y ondulante velo,
y que un rayo ilumina desde el cielo
su flotante y magnifico vestido.
La niebla aljofarada que despides
cubre las hojas del silvestre helecho,
y las gotas que forma las recibes
y las sepultas en tu inmenso lecho.
262 GREGORIO GUTIERREZ GONZALEZ
De rama en rama se deslizan, huyen
las leves gotas de sutil rocio,
y se desprenden al rumor bravio
de tus raudales, que incansables bullen.
j Imagen del despecho. . . ! Yo he vertido
una lagrima al verte, pura, ardiente,
que fue a juntarse a tu veloz corriente,
cual pensamiento en la extension perdido.
Si: lagrimas me arranca tu aspecto majestuoso
y mudo a tu presencia palpita el corazon,
pues hay en el humano un pliegue misterioso
que le une con las obras sublimes del Criador.
Mezquino el pensamiento concentrase en si mismo. . .
contemplo absorto, extatico tus aguas descender;
estupidos mis ojos recorren el abismo...
y un escondido impulse me esta empujando a el....
Quisiera con tus aguas lanzarme confundido,
rodar envuelto en ellas, unirme mas a ti;
quisiera mis lamentos unir a tu estampido;
quisiera mi existencia a tu existencia unir....
Pareceme que miro vagar por el torrente
de niebla rodeado tu genio bienhechor,
espiritu infundiendo a tu veloz corriente
y a tus hirvientes aguas prestando animacion.
j Imagen atrevida por el Criador formada !
j Salud, yo te venero, oh parto colosal !
j Pues eres de la America el alma despechada
que llora de sus hijos la antigua libertad !
MEMORIA SOBRE EL CULTIVO DEL MAlZ EN ANTIOQUIA