Ved otra vez a los robustos peones
que el mismo bosque secular circundan;
divididos estan en dos partidas,
y un capitan dirige cada una.
GREGORIO GUTIERREZ GONZALEZ 263
Su alegre charla, sus sonoras risas,
no se oyen ya, ni su cancion se escucha;
de una grave atencion cuidado serio
se halla pintado en sus facciones rudas.
En lugar del ligero calabozo
la hacha afilada con su mano empufian;
miran atentos el canon del arbol,
su comba ven, su inclinacion calculan.
Y a dos manos el hacha levantando,
con golpe igual y precision segura,
y redoblando golpes sobre golpes,
cansan los ecos de la selva augusta.
Anchas astillas y cortezas leves
rapidamente por el aire cruzan;
a cada golpe el arbol se estremece,
tiemblan sus hojas, y vacila...y duda
Tembloroso un memento cabecea,
cruje en su corte, y en graciosa curva
empieza a descender, y rechinando
sus ramas enlazadas se apanuscan;
y silbando al caer, cortando el viento,
despedazado por los aires zumba. . .
sobre el tronco el peon apoya el hacha
y el trueno, al lejos, repetir escucha.
PEDRO ANTONIO DE ALARCON
1833 1891
ALARc6N*s most popular novel and the one on which his fame rests, El
Sombrero de Tres Picos, first appeared in the Revista Euro-pea in 1874. It is
a witty and piquant sketch of Andalusian customs and has been popularized
on the stage in England as The Three-cornered. Hat. None of Alarc6n's other
works are on quite so high a level as El Sombrero de Tres Picas, the nearest
to approach it are El Nino dela Sola (1880), Novelas Cortas (1881-1882) and
El Capitdn Veneno. At his best Alarcdn is irresistible, and the quality of his
style is eminently simple, direct and appropriate.
264 PEDRO ANTONIO DE ALARC(5N
EL SOMBRERO DE TRES PICOS
En aquel tiempo, pues, habia cerca de la ciudad de. . .un f amoso
molino harinero (que ya no existe), situado como a un cuarto de
legua de la poblacion, entre el pie de suave colina poblada de
guindos y cerezos y una fertilisima huerta que servia de margen
(y algunas veces de lecho) al titular intermitente y traicionero
rio.
For varias y diversas razones, hacia ya algun tiempo que aquel
molino era el predilecto punto de llegada y descanso de los pa-
seantes mas caracterizados de la mencionada Ciudad... . Primera-
mente, conducia a el un camino carretero, menos intransitable
que los restantes de aquellos contornos. En segundo lugar, delante
del molino habia una plazoletilla empedrada, cubierta por un
parral enorme, debajo del cual se tomaba muy bien el fresco en
el verano y el sol en el invierno, merced a la alternada ida y venida
de los pampanos En tercer lugar, el Molinero era un hombre
muy respetuoso, muy discrete, muy fino, que tenia lo que se llama
don de gentes, y que obsequiaba a los senorones que solian hon-
rarlo con su tertulia vespertina, ofreciendoles. ..lo que daba el
tiempo, ora habas verdes, ora cerezas y guindas, ora lechugas en
rama y sin sazonar (que estan muy buenas cuando se las acompana
de macarros de pan y aceite; macarros que se encargaban de
enviar por delante sus senorias), ora melones, ora uvas de aquella
misma parra que les servia de dosel, ora rosetas de maiz, si era
invierno, y castanas asadas, y almendras, y nueces, y de vez en
cuando, en las tardes muy frias, un trago de vino de pulso (dentro
ya de la casa y al amor de la lumbre), a lo que por Pascuas se solia
anadir algun pestino, algun mantecado, algun rosce o alguna
lonja de jamon alpujarreno.
<;Tan rico era el Molinero, o tan imprudentes sus tertulianos?
exclamareis, interrumpiendome.
Ni lo uno ni lo otro. El Molinero solo tenia un pasar, y aquellos
caballeros eran la delicadeza y el orgullo personificados. Pero en
unos tiempos en que se pagaban cincuenta y tantas contribuciones
diferentes a la Iglesia y al Estado, poco arriesgaba un rustico de
tan claras luces como aquel entenerse ganada la voluntad de
Regidores, Canonigos, Frailes Escribanos y demas personas de
campanillas. Asi es que no faltaba quien dijese que el tio Lucas
PEDRO ANTONIO DE ALARC6N 265
(tal era el nombre del Molinero) se ahorraba un dineral al ano
a fuerza de agasajar a todo el mundo.
"Vuestra Merced me va a dar una puertecilla vieja de la casa
que ha derribado" deciale a uno. "Vuestra Senoria (deciale a
otro) va a mandar que me rebajen el subsidio, o la alcabala, o la
contribution de frutos-civiles." "Vuestra Reverencia me va a
dejar coger en la huerta del Convento una poca hoja para mis
gusanos de seda." "Vuestra Ilustrisima me va a dar permiso para
traer una poca lena del monte X." "Vuestra Paternidad me va
a poner dos letras para que me permitan cortar una poca madera
en el pinar H." "Es menester que me haga Usarce una escri-
turilla que no me cueste nada." "Este ano no puedo pagar el
censo." "Espero que el pleito se falle a mi favor." "Hoy le he
dado de bofetadas a uno, y creo que debe ir a la carcel por haberme
provocado." "<[Tendria su Merced tal cosa de sobra?" ",;Le
sirve a Usted de algo tal otra? " " <[Me puede prestar la mula? "
"<;Tiene ocupado manana el carro?" ",;Le parece que envie
por el burro?..."
Y estas canciones se repetian a todas horas, obteniendo siempre
por contestation un generoso y desinteresado..."Como se pide."
Conque ya veis que el tio Lucas no estaba en camino de
arruinarse....
El tio Lucas era mas feo que Picio. Lo habia sido toda su vida,
y ya tenia cerca de cuarenta anos. Sin embargo, pocos hombres
tan simpaticos y agradables habra echado Dios al mundo. Pren-
dado de su viveza, de su ingenio y de su gracia, el difunto Obispo
se lo pidio a sus padres, que eran pastores, no de almas, sino de
verdaderas ovejas. Muerto Su Ilustrisima, y dejado que hubo el
mozo el Seminario por el Cuartel, distinguiolo entre todo su
Ejercito el General Caro, y lo hizo su Ordenanza mas intimo, su
verdadero criado de campana. Cumplido, en fin, el empeno militar,
fuele tan facil al tio Lucas rendir el corazon de la sena Frasquita,
como facil le habia sido captarse el aprecio del General y del
Prelado. La navarra, que tenia a la sazon veinte abriles, y era el
ojo derecho de todos los mozos de Estella, algunos de ellos bastante
ricos, no pudo resistir a los continues donaires, a las chistosas
ocurrencias, a los ojillos de enamorado mono y a la bufona y
constante sonrisa, llena de malicia, pero tambien de dulzura, de
aquel murciano tan atrevido, tan locuaz, tan avisado, tan dis-
266 PEDRO ANTONIO DE ALARCtfN
puesto, tan valiente y tan gracioso, que acabo por trastornar el
juicio, no solo a la codiciada beldad, sino tambien a su padre y a
su madre.
Lucas era en aquel entonces, y seguia siendo en la f echa a que
nos referimos, de pequena estatura (a lo menos con relacion a su
mujer), un poco cargado de espaldas, muy moreno, barbilampino,
narigon, orejudo y picado de viruelas. En cambio, su boca era
regular y su dentadura inmejorable. Dijerase que solo la corteza
de aquel hombre era tosca y fea; que tan pronto como empezaba
a penetrarse dentro de el aparecian sus perfecciones, y que estas
perfecciones principiaban en los dientes. Luego venia la voz,
vibrante, elastica, atractiva; varonil y grave algunas veces, duke
y melosa cuando pedia algo, y siempre dificil de resistir. Llegaba
despues lo que aquella voz decia: todo oportuno, discreto, in-
genioso, persuasive. .. .Y, por ultimo, en el alma del tio Lucas
habia valor lealtad, honradez, sentido comun, deseo de saber y
conocimientos instintivos o empiricos de muchas cosas, profundo
desden a los necios, cualquiera que fuese su categoria social, y
cierto espiritu de ironia, de burla y de sarcasmo, que le hacian
pasar, a los ojos del Academico, por un D. Francisco de Quevedo
en bruto.
Tal era por dentro y por fuera el tio Lucas.
JOSE MARIA DE PEREDA
1833 1906
PEREDA, the painter of the mountain regions near the Cantabrian sea, is
unequalled in his descriptions of highland village life and scenery. A hidalgo,
living until his death in his village of Polanco (Santander), he rendered with
extraordinary vividness and a deep-seated knowledge the manners and
characteristics of the country people. In one of his best novels, Sotileza (1884),
he abandons his usual scene and deals with sea-port life, but in El Sabor de la
tierruca (1882), Penas arriba (1895), De tal palo, tal astitta (1879) we have
all the savour of his native mountains. The interest of his novels is well-
sustained throughout, their characters are true to life and Pereda's style with
its slightly archaic flavour accords perfectly with the scenes which he describes.
SOTILEZA
Sentada en el primer peldano de la escalera del padre Apolinar,
hallo a Silda, muy entretenida en atarse al extremo de su trenza
JOSfi MARfA DE PEREDA 267
de pelo rubio, un galon de seda de color de rosa. Tan corta era
la trenza todavia, que despues de pasada por encima del hombro
izquierdo, apenas le sobraba lo necesario para que los ojos alcan-
zaran a presidir las operaciones de las manos; asi es que estas, y
la trenza y el galon y la barbilla, contraida para no estorbar la
visual de los ojos entornados, formaban un revoltijo tan confuso,
que Andres no supo, de pronto, de que se trataba alii.
iQue haces? pregunto a Silda en cuanto reparo en ella.
Ponerme esta cinta en el pelo, respondio la nifia, mostran-
dosela extendida.
I Quien te la dio ?
La compremos con el cuarto que le echastes a Muergo. El
queria pitos, y Sula caramelos; pero yo quise esta cinta que habia
en una tienduca de pasiegas, y la compre. Despues me vine a
esperarte aqui, para saber eso.
<|Esta en casa pae Polinar?
No me he cansado en preguntarlo, respondio Silda con la
mayor frescura.
jVaya, contra! dijo Andres, puesto en jarras delante de
la nifia, dando una patadita en el suelo y meneando el cuerpo a
uno y otro lado. Pues <[a quien le importa saberlo mas que
a ti?
<jNo quedemos en que subirias tu, y yo te esperaria en el
portal? Pus ya te estoy esperando; conque sube cuanto antes.
Andres comenzo a subir de dos en dos los escalones. Cuando ya
iba cerca del primer descanso, le llamo Silda y le dijo:
Si pae Polinar quiere que vuelva a casa de la Sargiieta, dile
que primero me tiro a la mar.
- jRecontra! grito desde arriba Andres. ^Por que no
se lo dijistes a el cuando estuvimos en su casa antes?
Porque no me acorde, - - respondio Silda de mala gana,
entretenida de nuevo en la tarea de poner el lazo de color de rosa
en su trenza de pelo rubio.
No habria transcurrido medio cuarto de hora, cuando ya estaba
Andres de vuelta en el portal. Estuvo en casa de do Mocejon
dijo a Silda, jadeando todavia, y de por poco no le matan las
mujeres.
j Lo ves ! exclamo Silda, mirandole con firmeza.
[Si son muy malas!...jpero muy malas!
268 JOSfi MARfA DE PEREDA
Te van a llevar a una buena casa, continue Andres en
tono muy ponderativo.
- dA cual? pregunto Silda.
A la de unos tios de Muergo.
- i Como se llaman ?
Tio Mechelin y tia Sidora.
d Los de la bodega ?
Creo que si.
Yd esos son tios de Muergo ?
Por lo visto.
- Buenas personas son....Pero jestan tan cerca de los otrosl
Dice pae Polinar que no hay cuidado por eso.
Yd cuando voy ?
Ahora mismo bajara el para llevarte. Yo me marcho a casa
a esperar a mi padre que desembarcara luego, si no ha desembar-
cado ya j Contra, que bien entraba la Montanesa\...\1uo que te
perdistes !...jMas de mil personas habia mirandola desde San
Martin !...Adi6s, Silda: ya te vere.
Adios, respondio secamente la nina, mientras Andres
salia del portal y tomaba la calle a todo correr.
Bajo pronto fray Apolinar; pero antes de que Silda le viera,
ya le habia oido murmujear, entre golpe y golpe de sus anchos
pies sobre los escalones.
jCuerno del hinojo con la chiquilla! decia al bajar el
ultimo tramo de la escalera. jMuy tumbada a la bartola, como
si no la importara un pito lo que a mi me esta haciendo sudar
sangre!...Corra uste medio pueblo en busca de ella para que se
averigiie que no ha ido a San Martin, sino que la han visto en la
Puntida con dos raqueros...vuelvase uste a casa, y faltele el apetito
para comer la triste puchera de cada dia, y diganle a lo mejor que
lo que busca y no halla, y por no hallarlo se apura, lo tiene en el
portal, rato hace, sin penas ni cuidados....jCuerno con el moco
este!...dPor que no has subido, chafandina?
Porque esperaba a Andres, que era quien habia de subir.
j Habia de subir I...Y d quien es la que esta a la intemperie
de Dios y necesitada de un mendrugo de pan y de una familia
honrada que se le de con un poco de amor? dNo eres tu?...Y
siendolo, d a quien le importa mas que a ti subir a mi casa y pre-
guntarme : pae Polinar, que hay de eso ?. . . j Moco, mas que moco !. . .
Vamos, deja ese mono de cuerno y vente conmigo.
JOSE MARfA DE PEREDA 269
Mientras caminaban los dos hacia la calle Alta, pae Polinar iba
poniendo en los cases a la chiquilla. Entre otras cosas la dijo:
- Y ahora que has encontrado lo que no mereces, poca bribia
y mucha humildad....Se acabo la Maruca, y se acabo el Muelle-
Anaos...porque si das motive para que te echen de esa casa, pae
Polinar no ha de cansarse en buscarte otra. <|Lo entiendes? Tu
padre, bueno era; tu madre no era peor: conmigo se confesaban.
Pues tan buenas o mejores que ellos son las personas que te van
a recoger.. . .De modo que si sales mala, sera porque tu quieres
serlo, o lo tengas en el cuajo....Pero conmigo no cuentes para
enderezar lo que se tuerza por tus maldades. . . j cuerno ! que harto
crucificado me veo por ser tan a menudo redentor.... Porque,
jmira que lo de esta mafiana!...Y escucha a proposito de eso:
iremos por Rua-Menor a la cuesta del Hospital. En cuanto llegue-
mos al alto de ella, te asomas tu a la esquina con mucho cuidado,
y miras, sin que te vean, a la casa de la Sargiieta. Si hay alguno
asomado al balcon, te echas atras y me lo dices; si no hay nadie,
pasas de una carreruca a la otra acera; yo te sigo, y pegados los
dos a las casas, y a buen andar, nos metemos en la de Mechelin,
que nos estara esperando....,; Entiendes bien?... Pues pica ahora.
No sospechaba Silda que se quisieran tomar tantas precauciones
por lo que al mismo fray Apolinar interesaban, pues no tenia otra
noticia que la muy laconica que le habia dado Andres de lo que
le habia ocurrido en casa de Mocejon ; pero como a ella le importaba
mucho pasar sin ser vista, cuando llego el momento oportuno
cumplio el encargo del f raile con una escrupulosidad solo comparable
al terror que la infundian las mujeres del quinto piso; y no hallan-
dose estas en el balcon ni en todo lo que alcanzaba a verse de la
calle, atravesaronla como dos exhalaciones el exclaustrado y la
nina, y se colaron en la bodega de tio Mechelin, cuya mujer
barciaba la olla en aquel instante para comer, creyendo, pues era
ya muy corrida la una de la tarde, que Silda no pareceriatan pronto
como habia creido el padre Apolinar.
No podia llegar la huespeda mas a tiempo. Recorrio serena-
mente con la vista cuanto en la casa habia al alcance de ella, y
se sento impavida en el escabel que le ofrecio con carino tia Sidora,
delante del otro sobre el cual humeaba el potaje dentro de una
fuente honda,muyarranciada de color, yalgo cuarteada y deslucida
de barniz, por obra de los afios y del uso no interrumpido un solo
dia. Tio Mechelin, por su parte, y mientras le bailaban los ojos de
270 JOS MARf A DE PEREDA
alegria, ofrecio a Silda un buen zoquete de pan y una cuchara de
estafio, porque en aquella casa cada cual comia con su cuchara;
la oferta fue aceptada como la cosa mas natural y corriente, y se
dio comienzo a la comida, sin que se notara en la muchacha la menor
serial de extraneza ni de cortedad; aprovechaba rigorosamente el
turno que le correspondia para meter en la fuente su cuchara, y
oia, sin responder mas que con una f ria mirada, las palabras carifio-
sas de aliento que tia Sidora o su marido la dirigian.
ESCENAS MONTANESAS
Por regla general, a los ninos, apenas dejan los juguetes, les
acomete el afan, sobre todas sus otras aspiraciones, de hombrear,
de tener mucha fuerza y de levantar medio palmo sobre la talla.
Pero cuando los ninos son de estas montanas, por un privilegio
especial de su naturaleza, su unico anhelo es la independencia con
un Don y mucho dinero. Y, segi'm ellos, no hay mas camino para
conseguirlo que irse "a las Indias...." Los abismos del mar, los
estragos de un clima ardiente, los azares de una fortuna ilusoria,
el abandono, la soledad en medio de un pais tan remote... nada les
intimida; al contrario, todos estos obstaculos parece que les excitan
mas y mas el deseo de atropellarlos. <jNo es cierto que en America
es de plata la moneda mas pequefia de cuantas usualmente cir-
culan? Pues un montanes no necesita saber mas que esto para
lanzarse a esa tierra feliz: la vida que en la empresa arriesga le
parece poco, y otras ciento jugara impavido, si otras ciento tuviera.
iHay quien lo duda? Ofrezca un pasaje gratis desde Santander
a la Isla de Cuba, o una garantia de pago al plazo de un ano, y
vera los aspirantes que a el acuden. Y no se apure porque el pasaje
no sea en primer camara : un montanes de pura raza atraviesa en
el tope el Oceano, si necesario fuese.
Diganle, "a las Indias vamos,"y con tan admirable fe se embarca
en una cascara de limon, como en un navio de tres puentes. Este
heroismo suele ir mas alia aun. Un indiano de semejante barro ve
transcurrir los mejores anos de su juventud de desengano en
desengano, y no desmaya. No hay trabajo que le arredre, ni con-
trariedad que apague su fe: la fortuna esta sonriendole detras de
sus desdichas, y la ve tan clara y tan palpable entonces, como la
vio de nino, cuando, sonando sus ricos dones, se columpiaba en
las altas ramas del nogal que asombraba su paterna choza.
JOS MARfA DE PEREDA 271
De lo cual se deduce que la honradez, la constancia y laborio-
sidad de un montanes, son tan grandes como su ambicion.
Nadie, en buena justicia, podra quitar a esta noble raza un
timbre que tanto la honra.
Nuestro Andresillo, pues, vastago legitimo de ella, no bien supo
hablar, ya dijo a su madre que el seria indiano. Crecio en edad,
y la idea de irse a America fue el tema de todas sus ilusiones;
y tanto y tanto insistio en su proyecto, que su familia comenzo a
deliberar sobre el muy seriamente.
Un dia f ueron tio Nardo y su mujer a consultarlo con don Damian,
indiano muy rico de aquellas inmediaciones, y de quien ya hemos
oido hablar. Don Damian habia hecho, es cierto, un gran caudal :
esto es lo que veia toda la poblacion de la comarca y lo que excitaba
mas y mas en los jovenes el deseo de emigrar; pero en lo que se
fijaban muy pocos, si es que alguno penso en ello, era en que don
Damian se hizo rico a costa de veinte afios de un trabajo constante;
que en todo ese tiempo no dejo un solo dia, una sola hora, de ser
hombre de bien, ni de cumplir, por consiguiente, con todos los
deberes que se le imponian en las dificilisimas circunstancias por
que atraveso. Ademas, don Damian habia ido a America muy bien
recomendado y con una educacion bastante mas esmerada que
la que llevan ordinariamente a aquellas envidiadas regiones los
pobres montaneses. Todas estas circunstancias que obraron como
base principal de la riqueza de don Damian, le obligaban a ex-
ponerselas a cuantos iban a pedirle cartas de recomendacion para
la Habana, y a consultarle sobre la conveniencia de salir a probar
fortuna. Cuando semejantes consideraciones no bastaban a
desencantar a los ilusos, daba la carta que se le pedia, y a las veces
su firma garantizando el pago del pasaje desde Santander a la
Habana.
Los padres de Andres oyeron del generoso indiano las reflexiones
mas prudentes y los mas sanos consejos, cuando a pedlrselos
fueron en vista de las reiteradas insinuaciones de aquel. En
obsequio a la verdad, la mujer del tio Nardo no necesitaba de tantas
ni tan buenas razones para oponerse a los proyectos de su hijo: era
su madre, y con los ojos de su amor veia a traves de los mares nubes
y tempestades que obscurecian las risuenas ilusiones del ofuscado
nino; pero el tio Nardo, menos aprensivo que ella y mas confiado
en sus buenos deseos, apoyaba ciegamente a Andres; y entre el
272 JOSfi MARfA DE PEREDA
padre y el hijo, si no convencian, dominaban a la pobre mujer, que,
por otra parte, respetaba mucho las corazonadas, y jamas se oponia
a lo que pudiera ser permision del Senor. El parroco del lugar le
habia dicho en muchas ocasiones que Dios hablaba, a veces, por
boca de los ninos ; y por si a Andres le habia inspirado el cielo su
proyecto, se decidio a respetarle en cuanto le pareciese deber
hacerlo asi.
Sobreponiendose, pues, a las reflexiones del indiano la fuerza
de voluntad de Andresillo y la buena fe de su padre, el primero
prometio su proteccion al segundo; y desde aquel dia no se penso
mas en la casita que conocemos que en arreglar el viaje lo mas
pronto posible.
Los preparatives al ef ecto eran bien sencillos : sacar el pasaporte
y hacer el equipaje.
fiste se componia :
De tres camisas de estopilla;
Un vestido complete de mahon, de dia de fiesta ;
Otro idem id. id., para diario;
Una colchoneta y una manta, y
Un area de pino, pintada de almagre, para guardar, durante el
viaje, la ropa que Andres no llevase puesta.
Del pago del pasaje se encargo don Damian hasta que Andres
supiera ganarlo.
El producto de la unica vaca que tenia el tio Nardo, vendida de
prisa y al desbarate, dio justamente para los gastos de equipo del
future indiano y para el pequeno fondo de reserva que debia
llevar consigo, fondo que se aumento con medio duro que el senor
cura le regalo el mismo dia que le confeso; con seis reales del
maestro que le dio ultimamente lecciones especiales de escritura y
cuentas, y con la media onza de que tiene noticia el lector. Y no
se arruino completamente la pobre familia para "echar de casa"
a Andres, gracias al generoso anticipo del indiano: de otro modo
hubiera vendido gustosa hasta la cama y el hogar. Los ejemplos
de esta especie abundan, desgraciadamente, en la Montana.
El dia en que presentamos la escena a nuestros lectores era el
ultimo que Andres debia pasar bajo el techo paterno: le habia
destinado a despedidas, y ya tuvimos el gusto de ver el resultado
que le dio la de don Damian; dia que, dicho sea inter nos, habia
costado muchas lagrimas a la pobre madre, a escondidas de su
JOSfi MARfA DE PEREDA 273
familia, pues no podia resignarse con calma a ver aquel pedazo
de sus entranas arrojado tan joven a merced de la suerte, y tan
lejos de su proteccion.
Pero las horas volaban, y era precise decidirse. Cuando Andres
acabo de leer la carta, su unico amparo al dejar su patria, y a
vueltas de algunos halagiienos comentarios que se hicieron sobre
aquella, la pobre mujer, a quien ahogaba el llanto, mando entrar
en casa a su hijo para que su hermana le limpiase la ropa que llevaba
puesta y se la guardase, mientras ella daba las ultimas puntadas a
una camisa.
Andres, entonando un aire del pais, obedecio, saltando de un
brinco sobre el umbral de la puerta ; pero su madre, al ver aquella
expansiva jovialidad en momentos tan supremos, fijos en el sus
turbios ojos mientras atravesaba el angosto pasadizo, abandono
insensiblemente la aguja, y dos arroyos de lagrimas corrieron por
sus tostadas mejillas.
j Pobre hijo del alma ! murmuro con voz tremula y apa-
gada.
Tio Nardo, mas optimista, por no decir menos carinoso que su
mujer, no comprendiendo aquel trance tan angustioso, hacia los
mayores esfuerzos por atraerla a su terreno.
Yo no se, Nisca le dijo cuando estuvieron solos, que
demonches de mosca te ha picao de un tiempo aca, que no haces
mas que gimotear. Pues al muchacho no soy yo quien le echa de
casa, que alia nos anduvimos al ef euto de embarcarle. . .y por Dios
que no lo afeaste nunca bastante, ni te opusiste de veras.
Y ique habia de hacer yo? Tampoco hoy me opongo,
aunque cuanto mas se acerca la hora de despedirme de el....
j Pobre hijo mio!...Dicenme que puede hacerse rico...jy nosotros
somos tan pobres ! j Ofrecen tan poco para un hombre estos cuatro
terrenes que el Senor nos ha dadoL.jAy, si El quisiera favore-
cerle!...
Pues dque ha de hacer, tocha? jNo; que no!...ahi denes a
don Damian....
j Siempre habeis de salirme con don Damian !
Y con muchisima razon. <|Que mejor ejemplo? Un senor
que vino al pueblo cargado de talegas; que a todos sus parientes
ha puesto hechos unos senores; que no bien sabe que hay un vecino
necesitao, ya esta el socorriendole; que alza el solo casi todas las
K. s. R. 1 8
274 JOSE MARfA DE PEREDA
cargas del lugar; que corta todos los pleitos para que no se coma