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James Fitzmaurice-Kelly.

Cambridge readings in Spaninsh literature online

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la justicia la razon del que la tiene y el haber de la otra parte,
y que no quiere por tanto beneficio mas que la bendicion de los
hombres de bien. ^Qu6 mas satisfaccion para nosotros que ver a
nuestro hi jo en el dia de manana bendecido como don Damian?

j Ay, Nardo ! en primer lugar, don Damian f ue siempre muy
honrado. . . .

No viene Andres de casta de picaros.

Despues, Dios le ayudo para que hiciera suerte.

Y d por que no ha de ayudar a Andres ?

Don Damian fue un senor desde sus principios, y cuando
salio de aqui llevaba muchos estudios y sabia tratar con personas
decentes...y habia heredado la levita, que esto vale mucho para
bandearse fuera de los bardales del lugar.

jBah, bahL.riete de cuentos, Nisca, que todos los hombres
nacimos de la tierra y tenemos cinco dedos en cada mano.

Valiera mas, Nardo, que en lugar de fijarnos en ejemplos como
el de ese buen senor para echar de casa a nuestros hijos, volviera-
mos los ojos a otros mas desgraciados. jCuantas lagrimas se
ahorrarian asi!...Sin ir mas lejos, ahi esta nuestra vecina que no
halla consuelo hace un mes, llorando al hijo de su alma que se le
murio en un hospital al poco tiempo de llegar a la Habana.

Si, pero ese muchacho. . . .

Era tan sano y tan robusto como Andres, y como el era
joven y llevaba buenas recomendaciones. Tambien las llevo el del
tio Pedro, y murio pobre y desamparado en lo mas lejos de aquellas
tierras....Bien colocado estaba el sobrino del senor alcalde, y
malas companias le llevaron a perecer en una carcel; y Dios
parece que lo dispuso asi, porque cuentan que si sale de ella hu-
biera sido para ir a peor paraje. Veinte anos brego con la fortuna
su primo Anton, y, por no morirse de hambre, anda hoy de triste
marinero ganando un pedazo de pan por esos mares de Dios. Bien
cerca de tu casa tienes al pobre hijo de Pedro Gomez esperando a
que se le acabe la poca salud que trajo de las Indias al cabo de
quince anos de buscarse en ellas la fortuna, para que Dios le lleve
a descansar a su lado; pues ya, pobre y enfermo, ni vale para
apoyo de su familia, ni para el pueblo, ni para si mismo, que es lo
peor. . .y bien reniega de la hora en que salio de su casa

jAnda, anda!...jecha por esa boca desventuras y lastimas!



JOSfi MARfA DE PEREDA 275

I Por que no te acuerdas del hijo del Manco y del del alguacil, que
dicen que gastan coche en la Habana y que estan tan ricos que
no saben lo que tienen ?

jMal ano para ellos, que dejan morir de miseria a sus familias
que se arruinaron por embarcarlos, y ni siquiera se acuerdan de la
tierra en que vieron el solL.Mucho quiero a ese pobre hijo que
se va a ir por ese mundo; pero antes que verle manana sin religion,
olvidado de su familia y de su tierra (Dios me perdone si en ello
le ofendo), quisiera la noticia de que se habia muerto.

Vaya, Nisca, que hoy te da el naipe para sermones de
animas. . . .Todavia me has de hacer ver el asunto pof el lado triste.

jDichoso de ti, Nardo, que no le has visto ya !

No seas tonta, que yo no puedo ver esas cosas como tu las
ves....Porque este lugar haya sido poco afortunado para los
indianos....

Calcula tu como andaran los demas...cuando en este rincon
solo hay tanta lastima. jAy, Nardo! aunque yo no lo tocara con
mis manos ni lo viera con mis ojos, los consejos de don Damian,
con la experiencia que tiene, serian de sobra para que yo llorara
al echar, sola por el mundo, a esa pobre criatura.

La salida de Andres interrumpio este dialogo. Traia puesto su
traje de camino, nuevo tambien, pero de corte mas humilde que
el que se habia quitado para que su hermana se le guardase.

Tia Nisca se enjugo apresuradamente los ojos al ver a su hijo, y
plego con esmero sobre sus rodillas la camisa que habia concluido.

Toda aquella tarde se invirtio en arreglar el equipaje de Andres,
y al anochecer se rezo el rosario con mas devocion que nunca,
pidiendo todos a la Virgen, con esa fe profunda y consoladora de
un corazon cristiano, amparo para el que se iba, y, para los que
se quedaban, resignacion y vida hasta volver a verle.



1 8 2



2j6

RUFINO JOSE CUERVO

1844 1911

CUERVO was a native of Colombia but the value of his critical contributions
to the Spanish language cannot be easily over-estimated. In a -note to the
Diccionario de construed on y regimen de la lengua castellana (1886-1893), he
gives proof of his great erudition and critical sense as regards the Centon
Epistolario. His chief other work, Apuntaciones criticas sobre el lenguajf
bogotano, is in continual use by living writers who wish to consult an authority
on etymological difficulties. In connexion with his brother, Cuervo has also
written a life of his father, entitled Vida de Rufino Cuervo y noticias de su
epoca which assumes an intimate knowledge of the intricacies of Colombian
life. His edition of Bello's Gramdtica contains many valuable additions
and emendations. Perhaps Cuervo's most distinguished work is to be found
in the Disquisiciones sobre Filologia Castellana, a masterpiece of ripe scholar-
ship. But the Apuntaciones remain his most popular work and best convey
an exact idea of his beautiful personality.

APUNTACIONES CRlTICAS SOBRE EL LENGUAJE
BOGOTANO

X of rece en venta panuelos seda, sombreros paja. Antes se habia
oido como caracteristico de un hombre cutre y ahorrativo lo de
aguar el agua y otras proezas del mismo jaez; pero estaba reservado
a los mercaderes bogotanos escatimar una palabrita tan menuda
como de, llevando la tonteria hasta ofrecer gruesas plumas en
lugar de gruesas de plumas. Si procedera este odio a la preposi-
cion de de figurarse que pertenece a dar y de tener por llema
aquello de

Solamente un dar me agrada,

Que es el dar en no dar nada ?

Esta tirria al de ha hecho que los mismos, de algun tiempo a esta
parte, lo hayan despojado de su significacion de destine o empleo
que aparece en casa de huespedes, molino de trigo, mdquina de coser,
vapor de no etc.; y nadie los haria decir calzado de hombre, som-
brero de nino, porque en su sentir seria tanto como afirmar que
tales objetos eran de carne y hueso. A eso se reduce toda la
gramatica de esta buena gente.

Los que leen en ingles Florida water y traducen agua Jlorida,
estan al canto de decir agua colonia en vez de agua de Colonia;
como que Florida y Colonia son ambos nombres de lugar. El
mercurio precipitado rojo, descubierto por Juan de Vigo, se llama



RUFINO JOSE CUERVO 277

comunmente en castellano polvos de Juanes y no polvos Juanes;

asi como no se debe decir ungiiento Holloway sino ungiiento de

Holloway,

Senor, tu has de sufrir polvos de Juanes
Que toda el alma tienes ya podrida.

(Moreto, El desden con el desden, Acto II, esc. vi.)

Ya que se ofrece hablar de esto, es bueno hacer notar a muchos
que no lo saben, que al agua de lavanda no le viene el nombre de
ningun lugar como a las anteriores; lavande en f ranees es el nombre
del espliego, que tambien se llamo antiguamente en castellano
lavdndula (este es el nombre botanico), y los perfumistas, las
mujeres y los amujerados debieron figurarse que de eso no habia
ni noticia en castellano, y he aqui una voz flamante que nadie
entiende y que aun con mayuscula escriben.

A pesar del cacareado republicanismo de nuestros paisanos,
hay muchos que incurren en la puerilidad de querer dar a sus
apellidos cierto aire de nobleza que los separe del vulgo; los medios
mas comunes que para esto hemos visto se adoptan, son la anadi-
dura de un de al apellido, y el cam bio, en la escritura, de unas
letras por otras, tenidas, a lo que parece, por de mas elevado linaje.
"El de, precediendo a los apellidos," dice don Pedro Felipe Monlau
en su Diccionario etimologico de la lengua castellana, " se ha querido
mirar como particula nobiliaria o que denota nobleza de alcurnia;
pero nada mas inexacto, porque el de unicamente precede a los
apellidos cuando estos se tomaron de nombres de pueblo, lugar o
territorio, sobre el cual se ejercia senorio o jurisdiccion. Fuera de
estos casos nada significa el de, y es muy ridicule anteponerlo al
apellido creyendo que de por si atestigua nobleza. Las familias
de Inigo Arista, Jorge Manrique, Pedro Giron, Herndn Cortes, etc.,
sin de, eran y son mucho mas ilustres que las dejuan de las Finas,
Perico de los Palotes o Marcos de Obregon

Advertiremos que hay apellidos que por su naturaleza rechazan
el de, cuales son, entre otros, los llamados patronimicos, o sea,
derivados de un nombre de pila y denotativos, en su origen, de
los hijos de quien llevaba dicho nombre, como Alvarez (hijo de
Alvard), Martinez, Sanchez, Mdrquez, Ibdnez (hijo de I ban o Juan),
Sudrez (hijo de Suero o Esvero), etc. Seria un disparate desco-
munal llamarse Juan de Sanchez, Pedro de Marquez, etc. Esto



278 RUFINO JOS CUERVO

mismo se observa con los apellidos que de suyo son adjetivos
como Blanco, Prieto, Cortes, etc.

En una palabra, el que haya heredado de sus padres un de con
las condiciones indicadas por el senor Monlau, hace muy bien en
usarle; de otro modo, es una ridiculez insoportable echarle encima
al nombre semejante aditamento.



VICENTE BLASCO IBAREZ

b. 1867

SENOR DON VICENTE BLASCO IBANEZ is the novelist of Valencia as Pereda
is of the Montana and la Condesa de Pardo Bazan of Galicia. In the whole
array of novels from Arroz y Tartana (1894) to Canas y Barro (1902) we
have all the savour and vivid colouring of that province, but Blasco Ibafiez
does not confine himself to local portraiture. Beginning as a disciple of Zola
with Arroz y Tartana and Flor de Mayo (1895), he gradually evolved his own
methods and produced in 1898 the tragedy of peasant life recounted in
La Barraca. A fearless exponent of personal views, Blasco Ibafiez treats
social and religious questions in La Catedral (1903), El Intruso (1904), La
Bodega (1905) and La Horda (1905). He possesses in a high degree the gift
of evoking an atmosphere and as in Los Muertos mandan, where the scene is
laid in Majorca, transports his readers where he wills. His later works,
written during the war, Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (1916), Mare
Nostrum and particularly the last, Los Enemigos de la Mujer (1919), are vaguely
reminiscent of French novels, both in scene and treatment, and here again
the author does not conceal his opinions. A prolific writer of extraordinary
vitality, of a forcible but fluent style, Blasco Ibafiez is not profoundly
interested in psychological studies but uses his plot and personages as a
means to express his thoughts on the questions of the day.

CANAS Y BARRO

El muchacho vivia como un salvaje en la soledad, y los barqueros
que pescaban en el lago le oian gritar desde muy lejos en las
mananas de calma:

j Sancha ! j Sancha !. . .

Sancha era una serpiente pequena, la unica amiga que le acom-
panaba. El mal bicho acudia a los gritos, y el pastor, ordenando
sus mejores cabras, la ofrecia un cuenco de leche. Despues, en
las horas de sol, el muchacho se fabrica un caramillo cortando
cafias en los carrizales y soplaba dulcemente, teniendo a sus pies
al reptil que enderezaba parte de su cuerpo y lo contraia como si



VICENTE BLASCO IBANEZ 279

quisiera danzar al compas de los suaves silbidos. Otras veces el
pastor se entretenia deshaciendo los anillos de Sancha, extendien-
dola en linea recta sobre la arena, regocijandose al ver con que
nervioso impulse volvia a enroscarse. Cuando cansado de estos
juegos, llevaba su rebano al otro extreme de la gran llanura,
seguiale la serpiente como un gozquecillo, o enroscandose a sus
piernas le llegaba hasta el cuello, permaneciendo alii caida y como
muerta, con sus ojos de diamante fijos en los del pastor, erizandole
el vello de la cara con el silbido de su boca triangular.

Las gentes de la Albufera le tenian por brujo, y mas de una mujer
de las que robaban lefia en la Dehesa, al verle llegar con la Sancha
en el cuello hacia la sefial de la cruz como si se presentase el
demonio. Asi comprendian todos como el pastor podia dormir en
la selva sin miedo a los grandes reptiles que pululaban en la maleza.
Sancha, que debia ser el diablo, le guardaba de todo peligro.

La serpiente crecia y el pastor era ya un hombre cuando los
habitantes de la Albufera no le vieron mas. Se supo que era sol-
dado y andaba peleando en las guerras de Italia. Ningun otro
rebano volvio a pastar en la salvaje llanura. Los pescadores, al
bajar a tierra, no gustaban de aventurarse entre los altos juncales
que cubrian las pestiferas lagunas. Sancha, falta de la leche con
que la regalaba el pastor, debia perseguir los innumerables conejos
de la Dehesa.

Transcurrieron ocho o diez anos, y un dia los habitantes del
Saler vieron llegar por el camino de Valencia, apoyado en un palo
y con la mochila a la espalda, un soldado, un granadero enjuto
y cetrino con las negras polainas hasta encima de las rodillas,
casaca blanca con bombas de pafio rojo y una gorra en forma de
mitra sobre el peinado en trenza. Sus grandes bigotes no le im-
pidieron ser reconocido. Era el pastor que volvia deseoso de ver
la tierra de su infancia. Emprendio el camino de la selva costeando
el lago, y llego a la llanura pantanosa donde en otros tiempos
guardaba sus reses. Nadie. Las libelulas movian sus alas sobre
los altos j uncos con suave zumbido, y en las charcas ocultas bajo
los matorrales chapoteaban los sapos asustados por la proximidad
del granadero.

j Sancha ! j Sancha ! llamo suavemente el antiguo pastor.

Silencio absolute. Hasta el llegaba la sonolienta cancion de un
barquero invisible que pescaba en el centro del lago.



280 VICENTE BLASCO IBAftEZ

j Sancha ! j Sancha ! volvio a gritar con toda la fuerza de
sus pulmones.

Y cuando hubo repetido su llamamiento muchas veces, vio que
las altas hierbas se agitaban y oyo un estrepito de canas tron-
chadas, como si se arrastrase un cuerpo pesado. Entre los juncos
brillaron dos ojos a la altura de los suyos y avanzo una cabeza
achatada, moviendo la lengua de horquilla, con un bufido tetrico
que parecio helarle la sangre, paralizar su vida. Era Sancha, pero
enorme, soberbia, levantandose a la altura de un hombre, arras-
trando su cola entre la maleza hasta perderse de vista, con la piel
multicolor y el cuerpo grueso como el tronco de un pino.

j Sancha ! grito el soldado retrocediendo a impulses del
miedo. jComo has crecido!...jQue grande eres!

E intento huir. Pero la antigua amiga, pasado el primer asombro,
parecio reconocerle y se enrosco en torno de sus hombros, estre-
chandolo con un anillo de su piel rugosa sacudida por nerviosos
estremecimientos. El soldado forcejo.

j Suelta, Sancha, suelta ! No me abraces. Eres demasiado
grande para estos juegos.

Otro anillo oprimio sus brazos agarrotandolos. La boca del
reptil le acariciaba como en otros tiempos; su alien to le agitaba
el bigote, causandole un escalofrio angustioso, y mientras tanto
los anillos se contraian, se estrechaban, hasta que el soldado,
asfixiado, crujiendole los huesos, cayo al suelo envuelto en el
rollo de pintados anillos.

A los pocos dias unos pescadores encontraron su cadaver; una
masa informe, con los huesos quebrantados y la carne amoratada
por el irresistible apreton de Sancha. Asi murio el pastor, victima
de un abrazo de su antigua amiga.

LOS MUERTOS MANDAN

De pronto Febrer, que permanecia inmovil, escuchandose a
si mismo, con una quietud semejante a la de los ninos medrosos que
temen removerse en la cama por no aumentar el misterio que les
rodea, se estremecio en su asiento. Algo extraordinario corto el
aire, dominando con su estridencia los confusos ruidos de la noche.
Era un grito, un aullido, un relincho....

Jaime sintio un impulse de levantarse, de correr a la puerta,
pero luego permanecio inmovil. El tradicional auquido habia



VICENTE BLASCO IBANEZ 281

sonado a alguna distancia. Debian ser mozos del cuarton que
escogian las inmediaciones de la torre del Pirata para encontrarse
arma en mano. Aquello no iba con el: a la manana siguiente se
enteraria de lo ocurrido.

Abrio otra vez el libro, intentando distraerse con la lectura,
pero a las pocas lineas se levanto de un salto, arrojando sobra la
mesa el volumen y la pipa.

\Auuuu\ El relincho de reto, el aullido hostil y burlon habia
resonado casi al pie de la escalera de la torre, prolongandose con
el fuerte soplo de unos pulmones como fuelles. Casi al mismo
tiempo sono en la obscuridad un rumor estridente de abanicos
abiertos: las aves marinas, sorprendidas en su sueno, salian dis-
paradas de entre las rocas para cambiar de guarida.

jEra para el! jVenian a retarlo a la puerta de su vivienda!...
Miro fijamente su escopeta; se llevo la diestra a la faja, palpando
el metal del revolver, tibio por el contacto del cuerpo; dio dos
pasos hacia la puerta, pero se detuvo y alzo los hombros con una
sonrisa de resignacion. l no era de la isla; el no entendia este
lenguaje de chillidos, y se creia a cubierto de tales provocaciones.

Volvio a su silla y cogio el libro, sonriendo con una alegria
forzada.

j Grita, buen hombre : chilla, auca \ Lo siento por ti, que
puedes constiparte al fresco, mientras yo estoy tranquilo en mi
casa.

Pero esta conformidad burlona solo era aparente. Volvio a
sonar el aullido, ya no al pie de la escalera, sino algo mas lejos,
tal vez entre los tamariscos que cercaban la torre. El retador
parecia haber tornado posicion esperando que saliese Febrer.

<;Quien seria?...Tal vez el miserable verro al que habia buscado
por la tarde: tal vez el Canto, que juraba publicamente matarlo
cuanto antes. La noche y la astucia, que igualan las fuerzas de
los enemigos, habrian dado animos a este enfermo para marchar
contra el. Tambien era posible que fuesen dos o mas los que le
aguardasen.

Sono otro aullido, pero Jaime volvio a encogerse de hombros.
Podia gritar lo que quisiera su desconocido retador.... Pero jay!
j imposible leer ! j inutil esforzarse por fingir tranquilidad !. . .

Los aullidos repetianse ahora rabiosamente, como los cacareos
de un gallo furioso. Jaime creyo ver el cuello de aquel hombre,



282 VICENTE BLASCO IBAREZ

hmchado, enrojecido, con los tendon es vibrantes por la colera.
El grito gutural parecia adquirir poco a poco al repetirse los
contornos y la significacion de un lenguaje. Era ironico, burlon,
insultante; echaba en cara su prudencia al forastero; parecia
llamarle cobarde.

En vano intento no escuchar. Nublabase su vista; le parecio
que la vela ya no daba luz: en los intervalos de silencio la sangre
zumbaba en sus oidos. Penso que Can Mallorqui estaba muy
cerca, y tal vez Margalida, tremula y pegada a un ventanuco,
escuchaba estos aullidos f rente a la torre, donde estaba un hombre
medroso oyendolos tambien, pero encerrado como si fuese sordo.

No; no mas. Arrojo esta vez defmitivamente el libro scbre la
mesa, y luego, por instinto, sin saber ciertamente lo que hacia,
soplo la llama de la vela. Al quedar en la obscuridad anduvo
algunos pasos con las manos avanzadas, olvidado completamente
de los planes de ataque que habia concebido momentos antes con
rapido pensamiento. La colera trastornaba sus ideas. En esta
ceguedad repentina de su espiritu solo tuvo una idea, como ultimo
destello de una luz que se alejaba. Tocaba ya la escopeta con sus
manos palpantes, cuando desistio de cogerla. Necesitaba un
arma menos embarazosa; tal vez tendria que descender y caminar
entre los matorrales.

Tiro del interior de la faja, y el revolver deslizose fuera de su
madriguera, con la suavidad de una bestia sedosa y tibia. Anduvo
a tientas hasta la puerta y la abrio con lentitud, solo un pequeno
espacio, el necesario para asomar la cabeza, chirriando levemente
sus groseros goznes.

Febrer, pasando de golpe de la obscuridad de su habitacion
a la difusa claridad de la luz sideral, vio la mancha de las malezas
en torno de la torre, mas alia la confusa blancura de la alqueria
y enfrente la giba negra de los montes cortando el cielo, en el
que palpi taban las estrellas. Esta vision solo duro un instante:
no pudo ver mas. Dos pequenos relampagos, dos culebreos de
fuego marcaronse uno tras otro en las tinieblas de los matorrales,
seguidos de dos estampidos que casi se confundieron.

Jaime experimento en su olfato una sensacion acre de polvora
quemada, que tal vez no era mas que un fenomeno imaginative.
Al mismo tiempo percibio sobre la cuspide de su craneoun silencioso
y violento choque, algo anormal que parecio tocarle sin llegar a



VICENTE BLASCO IfiANEZ 283

tocarle, la sensacion del roce de una piedra. Algo cayo sobre su
rostro como ligera lluvia impalpable. <; Sangre ?. . . i tierra ?. . .

La sorpresa duro en el solo un instante. Le habian hecho fuego
desde el matorral, en las inmediaciones de la escalera. El enemigo
estaba alii... j alii ! Veia en la obscuridad el punto de donde habian
surgido los fogonazos, y avanzando la diestra fuera de la puerta,
disparo su revolver; una...dos...cinco veces: todas las capsulas
que contenia el cilindro.

Tiro casi a ciegas, desorientado por la obscuridad y el descon-
cierto de la colera. Un leve ruido de ramas tronchadas, una
ondulacion casi imperceptible del matorral, le llenaron de salvaje
alegria. Habia alcanzado al enemigo indudablemente, y en su
satisfaccion, se llevo una mano a la cabeza para convencerse de que
no estaba herido.

Al pasarla despues por su cara, cayo de sus mejillas y sus cejas
algo menudo y granujiento. No era sangre: era tierra, polvo de
argamasa. Sus dedos, deslizandose sobre el cuero cabelludo,
estremecido aun por el roce mortal, tropezaron con dos agujeros de
la pared, semej antes a pequenos embudos, que guardaban una
sensacion de calor. Las dos balas le habian rozado, yendo a clavarse
en el muro, a una distancia casi imperceptible de su cabeza.

Febrer sintiose alegre de su buena suerte. El, sano, incolume,
|y su enemigo !...,; Donde estaria en aquel mom en to? <|Debia
bajar para buscarlo entre los tamariscos y reconocerle en su
agonia?...De pronto se repitio el grito, el aullido salvaje, lejos,
muy lejos, casi en las cercanias de la alqueria: un auquido triun-
fante, burlon, que Jaime interpret como un anuncio de proxima
vuelta.

El perro de Can Mallorque, excitado por los disparos, ladraba
lugubremente. A lo lejos, otros perros le contestaban. El aullido
del hombre se alejo, con incesantes repeticiones, cada vez mas
remoto, mas debil, hundiendose en el misterio azul de la noche.



284

JACINTO BENAVENTE

b. 1866

SENOR DON JACINTO BENAVENTE, the recognized chief of living Spanish
dramatists, is especially skilled in character-drawing. His plays, which
contain comparatively little incident, are the medium for revealing the
personalities of his creations, selected chiefly from the well-to-do middle-
class. Such plays as El Marido de la Tellez, La Comida de las Fieras, Los
Intereses Creados are strikingly illustrative of his peculiar talent. A very
different note is touched in La Princesa sin Corazon, which is faintly re-
miniscent of Maeterlinck's manner. Benavente is sometimes thought to err
side of exoticism.

LA PRINCESA SIN CORAZON
ESCENA PRIMERA

Cortesanos y servidores.

Unas. No entreis ahora en la camara regia. Es la hora solemne.
Llegaron las hadas, las hadas beneficas. En torno a la cuna
bendicen propicias.

Otros. Ni falto ni una sola al bautizo de nuestra Princesa.
j Princesa dichosa entre todas !

Unas. \ Sera la mas bella ! dijeron las unas.

Otros. De todos amada, dijeron las otras.

Unas. Le ofrecen tesoros. La torre de plata que el Rey con-
struyera, la torre, hundida tan hondo como alta se eleva hasta el
cielo, no basta a guardar los tesoros que ofrecen las hadas a nuestra
Princesa.

Otros. j Oh Princesa, dichosa entre todas ! Las hadas rodean su
cuna, las hadas beneficas.

Unos. j Dichosos nosotros, porque ella sera nuestra reina !

Otros. j Dichoso su reino entre todos !

Unos. j La abundancia, la paz, seran siempre en su reino !

Otros. j Callad ! j Callad ! Son las hadas que vuelven.

\Pasan las hadas.

Unos. Su hermosura es luz, es la luz del cielo. Luz rosa de
aurora, aurora de un dia de felicidad.

Otros. La luz azul de una noche de amor.

Unos. Todas son hermosas. Su hermosura es una armonia que
acaricia el alma.



JACINTO BENAVENTE 285

Otros. Mai habra quien se atreva a decir cual es mas hermosa.

Unos. Mai habria de cierto. Bendecid, bendecidnos, senoras
hadas.

Hadas. Para todos paz y amor, paz y amor.

Todos. Seremos dichosos, nos bendicen las hadas.

Hadas. \ Paz y amor ! j Paz y amor !

Todos. Nos bendicen las hadas \Salen las hadas. Entra el Rey.

Rey. Amigos, servidores, amigos todos, mas de llorar que de
reir es mi alegria, tan grande y tan dulce alegria; no parece del
mundo este dia. El corazon a brincos baila en mi pecho, salta,


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