razon de hombre que pertenece a la comunidad, sino de tal hombre
que me hace singular; y porque el amor no se extiende mas que la
cosa principalmente amada, en mi se ocupa solo sin dar parte a
ninguna criatura, sino en cuanto se ordena en mi particular bien.
Otra cosa es amar a Dios, que por ser comun y universal para
todas sus criaturas, porque emanan todas de fil y l las conserva
y sustenta, cuando fil es la cosa principalmente amada el amor es
JUAN DE LOS ANGELES 53
comun y universal, raiz y fundamento de todos los bienes. De
suerte que la comunidad y universalidad hacen bueno el amor,
y la singularidad malo, y tanto mas bueno o malo cuanto la cosa
principalmente amada fuere mas singular o comun. A lo menos,
si quisieramos dilatar este tratado, lugar habia aqui y campo bien
ancho para ello, porque se nos ofrecia ocasion para descubrir las
obligaciones que el hombre dene a Dios, y lo que le debe como a
Dios y Senor suyo. Lo cual entenderan los sabios si algun tiempo
se amaron con amor principal, porque quitandose de aquel puesto
a si mismos y poniendo a Dios en el, por lo que para si querian,
deseaban y procuraban echaran de ver lo que ban de querer, desear
y procurar para Dios.
Y con esto (que aunque poco tiene gran secrete y una admirable
teologia del cielo) me despido por ahora, para que podamos ver
el fruto final que nace destos dos primeros y principales amores de
Dios y proprio, que es lo que se suele desear y procurar en todas las
cosas deste mundo. Para cuya inteligencia se note que de todas
las obras que el hombre hace, despues de hechas no le queda otra
cosa que gozo o tristeza, porque estos son los dos finales y ultimos
frutos que nacen y se crian en el corazon de toda la masa de nuestras
operaciones; en las cuales todas se tiene por bianco el gozo y el
contentamiento. Asi difinio el Italiano el amor: Amor es un
movimiento que corre por el deseo y reposa por delectacion. Y
dijo bien; porque en teniendo el hombre el gozo tras que anda,
reposa y esta contento y no pretende otra cosa, porque esa sola
le harta. Al gozo se opone la tristeza, y es de quien todos andan
huyendo como de enemiga y contraria al deseo comun de todos los
hombres. El verdadero gozo nace del amor divino, como de raiz
divina ; la verdadera tristeza nace del amor proprio, como de raiz
mala, infernal y diabolica.
54
SAN JUAN DE LA CRUZ
15421591
JUAN DE YEPES y ALVAREZ studied at the University of Salamanca, professed
in the Carmelite Order under the name of Fray Juan de SanMatias in 1564,
entered the Barefooted Friars in 1567 and in the following year changed his
name to John of the Cross. Richer in absolute literary gifts than Santa
Teresa, whose friend he was, he did for the monasteries much what she did
for the convents and suffered continual persecution in doing so; but his
practical organizing talents were not equal to hers. He was more versed in
mundane literature than Santa Teresa and the very form of his verse betrays
the influence of Garcilasso de la Vega. San Juan de la Cruz chooses the lira
as the appropriate form for his ecstatic exaltations. He accompanies
his poems by an elaborate and voluminous commentary in prose. This prose-
commentary, now scholastically ingenious, now exuberantly oriental, is of
extreme obscurity to the profane. Quevedo and Estebanez Calder6n pass
as being the most difficult authors in Spanish literature; both, however,
are simpler than San Juan de la Cruz in his prose-commentary on himself.
He moves on a lofty inaccessible plane, breathing an atmosphere too rarified
for ordinary mortals. In verse unembarrassed by his too subtle commentary
he is infinitely more comprehensible than in his prose. His poems are of
irreproachable technique; they abound in daring oriental images; they stir
readers with their enchanting music; they are irresistible in the force of their
emotional appeal. San Juan de la Cruz has not quite the romantic personality
of Santa Teresa; he has not her caressing beauty of phrase in prose. But
he is a far greater poet and, in his own special sphere, he has no equal in
Spanish literature.
CANCIONES DEL ALMA
En una noche escura
con ansias en amores inflamada,
oh dichosa ventura !
sali sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura
por la secreta escala, disf razada,
oh dichosa ventura !
a escuras, en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secrete, que nadie me veia,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guia,
sino la que en el corazon ardia.
SAN JUAN DE LA CRUZ 55
Aquesta me guiaba
mas cierto que la luz de mediodia,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabia,
en parte donde nadie parecia.
Oh noche, que guiaste,
oh noche amable mas que el alborada,
oh noche, que juntaste
Am ado con amada,
amada en el Amado trasformada !
En mi pecho florido,
que entero para el solo se guardaba,
alii quedo dormido,
yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire del almena,
cuando ya sus cabellos esparcia,
con su mano serena,
en mi cuello heria
y todos mis sentidos suspendia.
Quedeme y olvideme,
el rostro recline sobre el Amado,
ceso todo, y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
CARTA
A una Carmelita Descaha que -padecia escrupulos. La da reglas
admirables para conducirse en ellos.
Jesus, Maria: Estos dias traiga empleado el interior en deseo
de la venida del Espiritu Santo; y en la Pascua y despues de ella
continua presencia suya ; y tanto sea el cuidado y estima de esto,
que no le haga al caso otra cosa ni mire en ella, ahora sea de pena,
ahora de otras memorias de molestia: y todos estos dias, aunque
haya faltas en casa, pasar por ellas por amor del Espiritu Santo;
y por lo que se debe a la paz y quietud del alma, en que el se
agrada morar. Si pudiere acabar con sus escrugulos no confesarse
56 SAN JUAN DE LA CRUZ
estos dias, entiendo seria mejor para su quietud; mas cuando lo
hiciere sera desta manera :
Acerca de las advertencias y pensamientos, ahora scan de
juicios, ahora de objetos, o representaciones desordenadas, y
otros cualesquiera movimientos que acaecen, sin quererlo, ni
admitirlo el alma, y sin querer parar con advertencia en ellos, no
los confiese, ni haga caso ni cuidados dellos : que mejor es olvidarlos,
aunque mas pena den al alma: cuando mucho podra decir en
general la omision o remision que por ventura haya tenido acerca
de la pureza y perf eccion, que debe tener en las potencias interiores,
memoria, entendimiento y voluntad. Acerca de las palabras, la
demasla y poco recato que hubiese tenido en hablar con verdad
y rectitud, y necesidad y pureza de intencion. Acerca del obrar,
la f alta que puede haber del recto y solitario fin (sin respeto alguno)
que es solo Dios.
Y confesando desta manera, puede quedar satisfecha, sin con-
fesar nada de esotro en particular, aunque mas guerra le haga.
Comulgara esta Pascua, demas de los dias que suele.
Cuando se le ofreciere algun sinsabor y disgusto, acuerdese de
Cristo crucificado, y calle.
Viva en fe y esperanza, aunque sea a obscuras, que en esas
tinieblas ampara Dios al alma. Arroje el cuidado suyo en Dios, que
el le tiene; ni la olvidara. No piense que la deja sola, que seria
hacerle agravio.
Lea, ore, alegrese en Dios su Bien y salud; el cual se lo de y
conserve todo hasta el dia de la eternidad. Amen. Amen. Fray
Juan de la Cruz.
JUAN DE MARIANA
1535? 1624
JUAN DE MARIANA, the greatest of Spanish historians, is known to have
joined the Jesuits in 1554, a fact from which it may be inferred that he was
born about 1535. Most of his youth was spent in teaching abroad, and it was
not until 1574 that he returned to Spain, and settled down at Toledo. Called
upon by the Jesuits to investigate the charge of heresy preferred against
Arias Montano by Leon de Castro, Mariana showed his fearlessness by re-
porting in favour of Arias Montano's innocence. This action brought him
into disfavour with the Jesuits, who later disowned him when his book,
De Rege et Regis Institutione, was burned at the Sorbonne, under pretext
JUAN DE MARIANA 57
that Henry IV's assassin had imbibed from it his anarchical ideas. Again
over his Tractatus Septem Mariana displeased the authorities and had to
suffer imprisonment for some of his views. But he maintained his fearless
attitude and his right to express opinions unchallenged. In 1592, he brought
out in Latin the Historia de Espana, choosing Latin as an international
language. So successful was the venture, that he acted as his own translator
and published theCastilian version of his work in 1601, 1608, 1617, and 1623.
When challenged by a critic on certain inaccuracies, he gave a characteristic
answer, which is interesting also as a revelation of his methods: "yo nunca
pretendf hacer historia de Espana, ni examinar todos los particulares,
que fuera nunca acabar, sino poner en estilo y en lengua latina lo que otros
tenian juntado." Mariana's real strength lies in his co-ordinating power, his
sense of proportion and above all in his admirable prose-style prose a little
archaic in manner but full of pith and marrow. Mariana is one of the great
historians of mankind and will be read in spite of his weaknesses in matters
of secondary detail. His Historia de Espana, as Ticknor justly says, is one
of the most remarkable books of its kind in the world a model of picturesque
chronicling and sober history.
HISTORIA DE ESPAftA
De la muerte del rey don Rodrigo.
Cosas grandes eran estas y principios de mayores males, las
cuales acabadas en breve, los dos caudillos, Tarif y el conde don
Julian, dieron vuelta a Africa para hacer instancia, como la
hicieron, a Muza que les acudiese con nuevas gentes para llevar
adelante lo comenzado. Quedo en rehenes y para seguridad de
todo el conde Requila, con que mayor numero de gente de a pie
y de a caballo vino a la misma conquista. Era tan grande el
brio que con las victorias pasadas y con estos nuevos socorros
cobraron los enemigos, que se determinaron a presentar la batalla
al mismo rey don Rodrigo y venir con el a las manos. El, movido
del peligro y dano y encendido en deseo de tomar enmienda de
lo pasado y de vengarse, apellido todo el reino. Mando que todos
los que fuesen de edad acudiesen a las banderas. Amenazo con
graves castigos a los que lo contrario hiciesen. Juntose a este
llamamiento gran numero de gente; los que menos cuentan dicen
fueron pasados de cien mil combatientes. Pero con la larga paz,
como acontece, mostrabanse ellos alegres y bravos, blasonaban y
aun renegaban ; mas eran cobardes a maravilla, sin esf uerzo y aun
sin fuerzas para sufrir los trabajos e incomodidades de la guerra;
la mayor parte iban desarmados, con hondas solamente o bastones.
58 JUAN DE MARIANA
ste fue el ejercito con que el Rey marcho la vuelta del Andalucia.
Llego por sus jornadas cerca de Jerez, donde el enemigo estaba
alojado. Asento sus reales y fortificolos en un llano por la parte
que pasa el rio Guadalete. Los unos y los otros deseaban grande-
mente venir a las manos; los moros orgullosos con la victoria;
los godos por vengarse, por su patria, hijos, mujeres y libertad no
dudaban poner a riesgo las vidas, sin embargo que gran parte
dellos sentian en sus corazones una tristeza extraordinaria y un
silencio cual suele caer a las veces como presagio del mal que ha de
venir sobre algunos. Al mismo Rey, congojado de cuidados entre
dia, de noche le espantaban suefios y representaciones muy tristes.
Pelearon ocho dias continues en un mismo lugar; los siete escara-
muzaron, como yo lo entiendo, a proposito de hacer prueba cada
cual de las partes de las fuerzas suyas y delos contraries. Del suceso
no se escribe; debio ser vario, pues al octavo dia se resolvieron de
dar la batalla campal, que fue domingo a 9 del mes que los moros
llaman javel o sceval, asi lo dice don Rodrigo, que vendria a ser
por el mes de junio conforme a la cuenta de los arabes; pero yo
mas creo fuese a n de noviembre, dia de san Martin, segun se
entiende del Cronicon alveldense, ano de nuestra salvacion de 714.
Estaban las haces ordenadas en guisa de pelear. El Rey desde un
carro de marfil, vestido de tela de oro y recamados, conforme a la
costumbre que los reyes godos tenian cuando entraban en las bata-
llas,hablo a los suyos en esta manera: "Mucho me alegro, soldados,
que haya llegado el tiempo de vengar las injurias hechas a nosotros
y a nuestra santa fe por esta canalla aborrecible a Dios y a los
hombres. ,jQue otra causa tienen de movernos guerra, sino pre-
tender de quitar la libertad a vos, a vuestros hijos, mujeres y
patria, saquear y echar por tierra los temples de Dios, hollar y
profanar los altares, sacramentos y todas las cosas sagradas como
lo han hecho en otras partes ? Y casi veis con los ojos, y con las
orejas ois el destrozo y ruido de los que han abatido en buena parte
de Espana. Hasta ahora han hecho guerra contra eunucos;
sientan que cosa es acometer a la invencible sangre de los godos.
El ano pasado desbarataron un pequeno numero de los nuestros ;
engreidos con aquella victoria y por haberlos Dios cegado han
pasado tan adelante, que no podran volver atras sin pagar los
insultos cometidos. El tiempo pasado dabamos guerra a los moros
en su tierra, corriamos las tierras de Francia; al presente joh
JUAN DE MARIANA 59
grande mengua, y digna que con la misma muerte, si f uere menester,
se repare ! somos acometidos en nuestra tierra, tal es la condicion
de las cosas humanas, tales los reveses y mudanzas. El juego esta
entablado de manera que no se podra perder; pero cuando la
esperanza de veneer no fuese tan cierta, debe aguijonaros y en-
cenderos el deseo de la venganza. Los campos estan banados de
la sangre de los vuestros, los pueblos quemados y saqueados, la
tierra toda asolada; <jquien podra sufrir tal estrago? Lo que ha
sido de mi parte, ya veis cuan grande ejercito tengo juntado, apenas
cabe en estos campos; las vituallas y almacen en abundancia, el
lugar es a proposito; a los capitanes tengo avisado lo que han de
hacer, proveido de numero de soldados de respeto para acudir a
todas partes. Demas desto, hay otras cosas, que ahora se callan,
y al tiempo del pelear vereis cuan apercibido esta todo. En vuestras
manos, soldados, consiste lo demas; tomad animo y coraje, y llenos
de confianza acorn eted los enemigos; acordaos de vuestros ante-
pasados, del valor de los godos; acordaos de la religion cristiana,
debajo de cuyo amparo y por cuya def ensa peleamos." Al contrario
Tarif, resuelto asimismo de pelear, saco sus gentes, y ordenados sus
escuadrones, les hizo el siguiente razonamiento: "Por esta parte
se extiende el Oceano, fin ultimo y remate de las tierras; por
aquella nos cerca el mar Mediterraneo ; nadie podra escapar con
la vida, sino fuere peleando. No hay lugar de huir; en las manos
y en el esfuerzo esta puesta toda la esperanza. Este dia, o nos
dara el imperio de Europa, o quitara a todos la vida. La muerte
es fin de los males; la victoria causa de alegria; no hay cosa mas
torpe que vivir vencidos, y afrentados. Los que habeis domado la
Asia y la Africa, y al presente, no tanto por mi respeto cuanto de
vuestra voluntad acometeis a haceros senores de Espana, debeis
os membrar de vuestro antiguo esfuerzo y valor, de los premios,
riquezas y renombre inmortal que ganareis. No os ofrecemos por
premio los desiertos de Africa, sino los gruesos despojos de toda
Europa; ca vencidos los godos, demas de las victorias ganadas el
tiempo pasado, <[quien os podra contrastar? ^Temereis por
ventura este ejercito sin armas, juntado de las heces del vulgo, sin
orden y sin valor? Que no es el numero el que pelea, sino el es-
fuerzo; ni vencen los muchos, sino los denodados, con su muche-
dumbre se embarazaran, y sin armas, con las manos desnudas los
vencereis. Cuando tenian las fuerzas enteras los desbaratastes;
60 JUAN DE MARIANA
<5por ventura ahora, perdida gran parte de sus gentes, acobardados
con el miedo, alcanzaran la victoria ? La alegria pues y el denuedo
que en vos veo, cierto presagio de lo que sera, esa llevad a la pelea
confiados en vuestro esfuerzo y felicidad, en vuestra fortuna y en
vuestros hados. Arremeted con el ayuda de Dios y de nuestro
profeta Mahoma, venced los enemigos, que traen despojos, no
armas. Trocad los asperos montes, los collados pelados por el
gran calor, las pobres chozas de Africa con los ricos campos y
ciudades de Espana. En vuestras diestras consiste y llevais el
imperio, la salud, el alegria del tiempo presente, y del venidero la
esperanza." Encendidos los soldados con las razones de sus
capitanes, no esperaban otra cosa que la serial de acometer. Los
godos al son de sus trompetas y cajas se adelantaron, los moros
al son de los atabales de metal a su manera encendian la pelea;
fue grande la griteria de la una parte y de la otra; parecia hundirse
montes y valles. Primero con hondas, dardos y todo genero de
saetas y lanzas se comenzo la pelea ; despues vinieron a las espadas ;
la pelea fue muy brava, ca los unos peleaban como vencedores, y
los otros por veneer. La victoria estuvo dudosa hasta gran parte
del dia sin declararse; solo los moros daban alguna muestra de
flaqueza, y parece querian ciar y aun volver las espaldas, cuando
don Oppas j oh increible maldad ! disimulada hasta entonces la
traicion, en lo mas recio de la pelea, segun que de secreto lo tenia
concertado, con un buen golpe de los suyos se paso a los enemigos.
Juntose con don Julian, que tenia consigo gran numero de los
godos, y de traves por el costado mas flaco acometio a los nuestros.
Ellos, atonitos con traicion tan grande y por estar cansados de
pelear, no pudieron sufrir aquel nuevo impetu, y sin dificultad
fueron rotos y puestos en huida, no obstante que el Rey con los
mas esforzados peleaba entre los primeros y acudia a todas partes,
socorria a los que veia en peligro, en lugar de los heridos y muertos
ponia otros sanos, detenia a los que huian, a veces con su misma
mano; de suerte que, no solo hacia las partes de buen capitan,
sino tambien de valeroso soldado. Pero al ultimo, perdida la
esperanza de veneer y por no venir vivo en poder de los enemigos,
salto del carro y subio en un caballo, llamado Orelia, que llevaba
de respeto para lo que pudiese suceder; con tanto el se salio de la
batalla. Los godos, que todavia continuaban la pelea, quitada
esta ayuda, se desanimaron ; parte quedaron en el campo muertos,
TOLEDO. PUENTE DE ALCANTARA
JUAN DE MARIANA 61
los demas se pusieron en huida; los reales y el bagaje en un mo-
mento fueron tornados. El numero de los muertos no se dice;
entiendo yo que por ser tantos no se pudieron contar; que a la
verdad esta sola batalla despojo a Espana de todo su arreo y valor.
Dia aciago, Jornada triste y llorosa. Alii perecio el nombre inclito
de los godos, alii el esfuerzo militar, alii la f ama del tiempo pasado,
alii la esperanza del venidero se acabaron; y el imperio que mas
de trescientos anos habia durado quedo abatido por esta gente
feroz y cruel. El caballo del rey don Rodrigo, su sobreveste,
corona y calzado, sembrado de perlas y pedreria, fueron hallados
a la ribera del rio Guadalete; y como quier que no se hallasen
algunos otros rastros de el, se entendio que en la huida murio o
se ahogo a la pasada del rio. Verdad es que como doscientos anos
adelante en cierto templo de Portugal en la ciudad de Viseo se hallo
una piedra con un letrero en latin, que, vuelto en romance, dice:
AQUI REPOSA RODRIGO, ULTIMO REY DE LOS GODOS.
Por donde se entiende que salido de la batalla, huyo a las partes
de Portugal. Los soldados que escaparon, como testigos de tanta
desventura, tristes y afrentados, se derramaron por las ciudades
comarcanas. Don Pelayo, de quien algunos sospechan se hallo
en la batalla, perdida toda esperanza, parece se retire a lo
postrero de Cantabria o Vizcaya, que era de su estado; otros
dicen que se fue a Toledo. Los moros no ganaron la victoria sin
sangre, que de ellos perecieron casi diez y seis mil. Fueron los
anos pasados muy esteriles, y dejada la labranza de los campos a
causa de las guerras, Espana padecio trabajos de hambre y peste.
Los naturales, enflaquecidos con estos males, tomaron las armas
con poco brio; los vicios principalmente y la deshonestidad los
tenian de todo punto estragados, y el castigo de Dios los hizo
despenar en desgracias tan grandes.
Como se gan6 la ciudad de Toledo.
Las continuas correrias y entradas que los fieles hacian por las
tierras de Toledo, las talas, las quemas, los robos traian tan can-
sados a los moros de aquella ciudad que no sabian que partido
tomar ni donde acudir. Los cristianos que alii moraban, alentados
con la esperanza de la libertad, no cesaban de solicitar al rey don
Alonso para que, juntadas todas sus fuerzas, se pusiese sobre
62 JUAN DE MARIANA
aquella ciudad. Prometian si lo hiciese de abrirle luego las puertas
y entregarsela. Las fuerzas de los nuestros y las haciendas estaban
gastadas, los animos cansados de guerra tan larga. Estas dificul-
tades y otras muchas que se representaban, grandes trabajos y
peligros, vencio y allano la constancia del Rey y el deseo que todos
tenian de llevar al cabo aquella conquista. Hicieronse nuevas y
grandes levas de gente, juntaron los pertrechos y municiones
necesarias con determinacion de no desistir ni alzar la mano hasta
tanto que se apoderasen de aquella ciudad. Su asiento y aspereza
es de tal suerte, que para cercarla por todas partes era fuerza
dividir el ejercito en diversas escuadras y estancias, y que para
esto el numero de los soldados fuese muy crecido. Es muy im-
portante la amistad y buena correspondencia entre los principes
comarcanos; grandes efectos se hacen cuando se ligan entre si
y se ayudan, cosas que pocas veces sucede, como se vio en esta
guerra. Demas de los castellanos, leoneses, Vizcainos, gallegos,
asturianos, todos vasallos del rey don Alonso, acudieron en primer
lugar el rey don Sancho de Aragon y Navarra con golpe de gente;
asimismo socorros de Italia y de Alemania, movidos de la f ama desta
empresa, que volaba por todo el mundo. De los franceses, por
estar mas cerca, vino mayor numero; gente muy alegre y animosa
para tomar las armas, no tan sufridora de trabajos. Mas porque
en esta y otras guerras contra los moros sirvieron muy bien, a los
que dellos se quedaron en Espafia, para avencindarse y poblar en
ella, los reyes les otorgaron muchas exempciones y franquezas;
ocasion, segun yo pienso, de que procedio llamar en la lengua
castellana comunmente francos, asi a los hombres generosos como
a los hidalgos y que no pagan pechos ; lo cual todo se saca de escri-
turas antiguas y privilegios que por estos tiempos se concedieron
a los ciudadanos de Toledo. De todas estas' gentes y naciones se
formo un campo muy grueso, que sin dilacion marcho la via de
Toledo, muy alegre y con grandes esperanzas de dar fin a aquella
demanda. El rey Moro, avisado del intento de los enemigos, de
sus apercibimientos y aparato y movido del peligro que le amena-
zaba, se aprestaba para hacer resistencia. Tenia soldados, vituallas
y municiones; faltabale el mas fuerte baluarte, que es el amor de
los vasallos. Todavia, aunque no ignoraba esto, tenia confianza
de poderse defender por la fortaleza y sitio natural de aquella
ciudad, que es en demasia alto y enriscado. De todas partes le
JUAN DE MARIANA 63
cercan penas muy altas y barrancas, por medio de las cuales con
grande maravilla de la naturaleza rompe el rio Tajo y da vuelta
a toda la ciudad de tal suerte, que por tierra deja sola una entrada
para ella a la parte del septentrion y del norte, de subida empinada
y agria, y que esta fortificada con dos murallas, una por lo alto,
y otra tirada por lo mas bajo. Para cercar la ciudad por todas
partes fue necesario dividir la gente en siete escuadrones con otras
tantas estancias, que fortificaron a ciertos espacios, a proposito
de cortar todos los pasos, que ni los de dentro saliesen, ni les
entrasen de fuera socorros ni vituallas. El Rey con la mayor parte
de la gente, asento sus reales, y los fortifico y barreo por todas
partes en la vega que se tiende a las haldas del monte sobre que
esta asentada la ciudad. Todos, asi moros como cristianos, mostra-
ban grande animo y deseo de venir a las manos. Cerca de los muros
se trabaron algunas escaramuzas, en que no sucedio cosa senalada
que sea de contar; solo se echaba de ver que los moros en la pelea
de a pie no igualaban a los cristianos en la ligereza, fuerzas y
animo; mas en las escaramuzas a caballo les hacian ventaja en
la destreza que tenian por larga costumbre de acometer y retirarse,
volver y revolver sus caballos para desordenar los contrarios. Le-