Copyright
James Fitzmaurice-Kelly.

Cambridge readings in Spaninsh literature online

. (page 7 of 26)
Online LibraryJames Fitzmaurice-KellyCambridge readings in Spaninsh literature → online text (page 7 of 26)
Font size
QR-code for this ebook


vantaron los nuestros torres de madera, hicieron trabucos, otras
maquinas y ingenios para batir y arrimarse a la muralla y con
picos y palancas abrir entrada. La diligencia era grande, los
ingenios, dado que ponian espanto y hacian maravillar a los moros
por no estar acostumbrados a ver semejantes maquinas, no eran
de provecho alguno; porque si bien derribaron alguna parte del
muro, la subida era muy agria, las calles estrechas, los edificios
altos, y muchos que la defendian. El cerco con tanto iba a la larga,
y por el poco progreso que se hacia se cansaban los cristianos de
suerte, que deseaban tomar algiin asiento para levantar el cerco
sin perder reputacion. Apretabalos la falta que padecian de todo,
que por estar la tierra talada y alzados los mantenimientos eran
forzados proveerse de muy lejos de vituallas para los hombres y
forraje para los caballos. Los calores del verano comenzaban; por
esto y por el mucho trabajo y poco mantenimiento, como es
ordinario, picaban enfermedades, de que moria mucha gente.
Hallabanse en este aprieto cuando san Isidore aparecio entre
suenos a Cipriano, obispo de Leon, y con semblante ledo y grave
y lleno de majestad le aviso no alzasen el cerco, que dentro de



64 JUAN DE MARIANA

quince dias saldrian con la empresa, porque Dios tenia escogida
aquella ciudad para que fuese asiento y silla de su gloria y de su
servicio. Acudio el Obispo al Rey, diole parte de aquella vision
tan senalada; con que los soldados se animaron para pasar cual-
quier mengua y trabajo por esperanzas tan ciertas que les daban
de la victoria. Era asi, que los cercados padecian a la misma sazon
mayor necesidad y falta de todo, tanto, que se sustentaban de
jumentos y otras cosas sucias por tener consumidas las vituallas;
hallabanse finalmente en lo ultimo de la miseria y necesidad, ellos
flacos y cansados, los enemigos pujantes, que ni excusaban trabajo
ni temian de ponerse a cualquier riesgo. Acordaron persuadir al
rey Moro tratase de conciertos. Apellidaronse los ciudadanos unos
a otros y de tropel entraron por la casa real, y con grandes alaridos
requieren al rey Moro ponga fin a trabajos y cuitas tan grandes
antes que todos juntos pereciesen y se consumiesen de pena,
tristeza y necesidad. Alterose el rey Moro con aquella demanda
y voceria de los suyos, que mas parecia motin y fuerza. Sosegose,
empero, y habloles en esta sustancia: "Bueno es el nombre de la
paz, sus frutos gustosos y saludables; pero advertid so color de
paz no nos hagamos esclavos. A la paz acompafian el reposo y la
libertad, la servidumbre es el mayor de los males, y que se debe
rechazar con todo cuidado con las armas y con la vida, si fuere
necesario. Gran mengua y muestra de flaqueza no poder sufrir
la necesidad y falta por un poco de tiempo. Mas facil cosa es hallar
quien se ofrezca a la muerte y a perder la libertad que quien sufra
la hambre. Yo os aseguro que si os entreteneis por pocos dias
y no desmayais, que saldreis deste aprieto; ca los enemigos forzosa-
mente se iran, pues padecen no menos necesidad que vos, y por
ella y otras incomodidas cada dia se les desbandan los soldados y
se les van. Ademas que muy en breve nos acudiran socorros de
los nuestros, que cuidan grandemente de nuestro trabajo." No se
quietaron los moros con aquellas razones, el semblante no se con-
formaba con las esperanzas que daba. Parecia usarian de fuerza,
y que todos juntos, si no otorgaba con ellos, irian a abrir al enemigo
las puertas de la ciudad; grande aprieto y congoja. Asi forzado
el Moro vino en que se tratase de conciertos, como lo pedian sus
vasallos. Salieron comisarios de la ciudad, que dado que afligidos
y humildes, en presencia del rey don Alonso le representaron sus
quejas; acusaronle el juramento que les hizo, la palabra que les



JUAN DE MARIANA 65

dio, la amistad que asento con ellos y las buenas obras que en

tiempo de su necesidad recibio de aquella ciudad y de sus moradores ;

despues desto, le dijeron que si bien entendian no era menor la

falta que padecian en los reales que dentro de la ciudad, todavia

vendrian en hacer algun concierto como fuese tolerable hasta pagar

las parias y tribute que se asentase. A esto respondio el Rey que

fue tiempo en que se pudiera tratar de medios; que al presente las

cosas estaban en termino que a menos de entregarle la ciudad, no

daria oidos a concierto ninguno. Sobre esto fueron y vinieron

diversas veces, en que se gastaron algunos dias. La falta crecia

en la ciudad y la hambre, que de cada dia era mayor. Los nuestros

estaban animados de antes, y de nuevo mas, porque los enemigos

fueron los primeros a tratar de concierto. Finalmente, los moros

vinieron en rendir la ciudad con las condiciones siguientes: el

alcazar, las puertas de la ciudad, las puentes, la huerta del Rey

(heredad muy fresca a la ribera del rio Tajo) se entrieguen al rey

don Alonso; el rey Moro se vaya libre a la ciudad de Valencia o

donde el mas quisiere; la misma libertad tengan los moros que le

quisieren acompanar, y lleven consigo sus haciendas y menaje;

a los que se quedaren en la ciudad no les quiten sus haciendas y

heredades, y la mezquita mayor quede en su poder para hacer en

ella sus ceremonias ; no les puedan poner mas tributes de los que

pagaban antes a sus reyes; los jueces, para que los gobiernen

conforme a sus fueros y leyes, scan de su misma nacion, y no de

otra. Hicieronse los juramentos de la una parte y de la otra como

se acostumbra en casos semejantes, y para seguridad se entregaron

por rehenes personas principales, moros y cristianos. Hecho esto

y tornado este asiento en la forma susodicha, el rey don Alonso,

alegre cuanto se puede pensar por ver concluida aquella empresa

y ganada ciudad tan principal, acompanado de los suyos a manera

de triunfador, hizo su entrada, y se fue a apear al alcazar, a 25 de

mayo, dia de san Urban, papa y martir, el ario que se contaba de

nuestra salvacion de 1085. Algunos deste cuento quitan dos anos

por escrituras antiguas y privilegios reales, en que por aquel tiempo

el rey don Alonso se llamaba rey de Toledo. Lo cierto es que aquella

ciudad estuvo en poder de moros por espacio como de trescientos

y sesenta y nueve anos (Juliano dice trescientos y sesenta y seis,

y que los moros la tomaron ano 719, el mismo dia de san Urban)

en que por ser los moros poco curiosos en su manera de edificar y



66 JUAN DE MARIANA

en todo genero de primor perdio mucho de su lustre y hermosura
antigua. Las calles angustas y torcidas, los edificios y casas mal
trazadas, hasta el mismo palacio real era de tapieria, que estaba
situado en la parte en que al presente un hospital muy principal
que los anos pasados se levanto y fundo a costa de don Pedro
Gonzalez de Mendoza, cardenal de Espana, arzobispo de Toledo.
La mezquita mayor se levantaba en medio de la ciudad en un
sitio que va un poco cuesta abajo, de edificio por entonces ni
grande ni hermoso, poco adelante la consagraron en iglesia, y des-
pues, desde los cimientos, la labraron muy hermosa y muy ancha.
La fama desta victoria se derramo luego por todo el mundo, que
fue muy alegre para todos los cristianos, por haber quitado a los
moros aquella plaza, que era como un baluarte muy fuerte de todo
lo que poseian en Espana.



GARCILASSO DE LA VEGA (EL INCA)

15391615

GARCILASSO DE LA VEGA, El Inca, so-called to distinguish him from his
namesake and remote kinsman, the poet, had an extremely picturesque
descent. His father was said to be a cousin of the great poet and his mother
was a cousin of Atahualpa; he is therefore the first native American to play
a part in Spanish literature. In La Florida del Inca (1605) he tells in glowing
prose the story of Hernando de Soto's expedition; his other historical work,
Comentarios reales que tratan del origen de los Incas (1609-1617), deals with
the lives of his ancestors. El Inca has no critical faculty, and this defect
tells against him as an historian. His work is a vivid record of picturesque
events and thrilling incidents, but it is rather in the nature of a contribution
to Indian folk-lore than a trustworthy history of uncoloured facts.

HISTORIA DE LA FLORIDA

El cacique, viendo que tantos y tan continuos tormentos no
bastaban a quitar la vida a Juan Ortiz, y creciendole por horas
el odio que le tenia por acabar con 61, mando un dia de sus fiestas
hacer un gran fuego en medio de la plaza, y quando vio mucha
brasa hecha mando tenderla y poner encima una barbacoa, que
es un lecho de madera de forma de parrillas, una vara de medir
alta del suelo, y que sobre ella pusiesen a Juan Ortiz para asarlo
vivo.



GARCILASSO DE LA VEGA (EL INCA) 67

Asi se hizo, donde estuvo el pobre Espanol mucho rato tendido
de un lado atado a la barbacoa. A los gritos que el triste daba en
el fuego, acudieron la mujer e hijas del cacique, y rogando al
marido, y aun rinendo su crueldad, lo sacaron del fuego ya medio
asado, que las vejigas tenia por aquel lado como medias naranjas,
y algunas de ellas reventadas, por donde le corria mucha sangre,
que era lastima verlo. El cacique paso por ello, porque eran mu-
jeres que el tanto queria; y quiza lo hizo tambien por tener adelante
en quien ejercitar su ira, y mostrar el deseo de su venganza, porque
hubiese en quien la ejercitar; que aunque tan pequena para como
la deseaba, todavia se recreaba con aquella poca; y asi lo dijo
muchas veces, que le habia pesado de haber muerto los tres Es-
panoles tan brevemente. Las mujeres llevaron a Juan Ortiz a su
casa, y con zumos de hierbas (que las Indias e Indies, como carecen
de medicos, son grandes herbolarios) le curaron con gran lastima
de verle cual estaba : que veces y veces se habian arrepentido ya de
haberlo la primera vez librado de muerte, por ver que tan a la
larga y con tan crueles tormentos se la daban cada dia. Juan Ortiz
al cabo de muchos dias quedo sano, aunque las sen ales de las
quemaduras del fuego le quedaron bien grandes.

El cacique por no verlo asi, y por librarse de la molestia que su
mujer e hijas con sus ruegos le daban, mando, porque no estuviese
ocioso, ejercitarlo en otro tormento no tan grave como los pasados :
y fue, que guardase dia y noche los cuerpos muertos de los vecinos
de aquel pueblo que se ponian en el campo dentro de un monte
lejos de poblado, lugar senalado para ellos : los cuales ponian sobre
la tierra en unas areas de madera que Servian de sepulturas, sin
goznes, ni otro mas recaudo de cerradura que unas tablas con que
las cubrian, y encima unas piedras o maderos, de las cuales areas
por el mal recaudo que ellas tenian de guardar los cuerpos muertos,
se los llevaban los leones, que por aquella tierra hay muchos, de
que los Indies recibian mucha pesadumbre y enojo. Este sitio
mando el cacique a Juan Ortiz que guardase con cuidado, que los
leones no le llevasen algun difunto o parte de el, con protestacion
y juramento que le hizo, que si lo llevaban, moriria asado sin
remedio alguno; y para con que los guardase, le dio cuatro dardos
que tirase a los leones, o a otras salvajinas que llegasen a las areas.
Juan Ortiz, dando gracias a Dios que le hubiese quitado de la
continua presencia del cacique Hirrihigua, su amo, se rue" a

52



68 GARCILASSO DE LA VEGA (EL INCA)

guardar los muertos, esperando tener mejor vida con ellos que con
los vivos. Guardabalos con todo cuidado, principalmente de noche,
porque entonces habia mayor riesgo. Sucedio que una noche de
las que asi velaba se durmio al cuarto del alba, sin poder resistir
al sueno, porque a esta hora suele mostrar sus mayores fuerzas
contra los que velan. A este tiempo acerto a venir un Icon, y
derribando las compuertas de una de las areas, saco un nino que
dos dias antes habian echado en ella, y se lo llevo. Juan Ortiz
recordo al ruido que las compuertas hicieron al caer, y como acudio
al area y no hallo el cuerpo del nino se tuvo por muerto, mas con
toda su ansia y congoja no dejo de hacer sus diligencias buscando
al Icon, para si lo topase quitarle el muerto, o morir a sus manos.
Por otra parte se encomendaba a nuestro Senor le diese esfuerzo
para morir otro dia, confesando y llamando su nombre; porque
sabia que luego que amaneciese habian de visitar los Indies las
areas, y no hallando el cuerpo del nino lo habian de quemar vivo.
Andando por el monte de una parte a otra con las ansias de la
muerte, salio a un camino ancho que por medio de el pasaba, y
yendo por el un rato con determinacion de huirse, aunque era
imposible escaparse, oyo en el monte, no lejos de donde iba, un
ruido como de perro que roia huesos, y escuchando bien se certifico
en ello, y sospechando que podia ser el leon que estuviese comiendo
el nino, fue con mucho tiento por entre las matas, acercandose a
donde sentia el ruido, y a la luz de la luna que hacia, aunque no
muy clara, vio cerca de si al leon que a su placer comia el nino.
Juan Ortiz, llamando a Dios, y cobrando animo le tiro un dardo;
y aunque por entonces no vio por causa de las matas el tiro que
habia hecho, todavia sintio que no habia sido malo, por quedarle
la mano sabrosa, cual dicen los cazadores que la sienten cuando
han hecho algiin buen tiro a las fieras de noche: con esta esperanza,
aunque tan flaca, y tambien por no haber sentido que el leon se
hubiese alejado de donde le habia tirado, aguardo a que amane-
ciese, encomendandose a nuestro senor le socorriese en aquella
necesidad.

Con la luz del dia se certifico Juan Ortiz del buen tiro que a
tiento habia hecho de noche, porque vio muerto el leon, atravesadas
las entranas y el corazon por medio, como despues se hallo cuando
lo abrieron : cosa que el mismo aunque la veia no podia creer. Con
el contento y alegria que se puede imaginar mejor que decir, lo



GARCILASSO DE LA VEGA (EL INCA) 69

llevo arrastrando por un pie sin quitarle el dardo, para que su amo
lo viese asi como lo habia hallado, habiendo primero recogido y
vuelto al area los pedazos que del nifio hallo por comer. El cacique,
y todos los de su pueblo se admiraron grandemente de esta hazana,
porque en aquella tierra en general se tiene por cosa de milagro
matar un hombre a un leon; y asi tratan con gran veneracion y
acatamiento al que acierta a matarlo. Y en toda parte, por ser
animal tan fiero, se debe estimar en mucho, principalmente si lo
toma sin tiro de ballesta o arcabuz como lo hizo Juan Ortiz:
y aunque es verdad que los leones de la Florida, Mejico y Peru
no son tan grandes, ni tan fieros como los de Africa, al fin son
leones, y el nombre les basta; y aunque el refran comun diga que
no son tan fieros como los pintan, los que se ban hallado cerca de
ellos dicen, que son tanto mas fieros que los dibujados, cuanto va
de lo vivo a lo pintado.

Con esta buena suerte de Juan Ortiz tomaron mas animo y
osadia la mujer e hijas del Cacique para interceder por el, que lo
perdonase del todo, y se sirviese de el en oficios honrados, dignos
de su esfuerzo y valentia. Hirrihigua de alii adelante por algunos
dias trato mejor a su esclavo, asi por la estima y favor que en su
pueblo y casa le hacian, como por acudir al hecho hazanoso que
ellos en su vana religion tanto estiman y honran, que lo tienen
por sagrado y mas que humano. Empero, como la injuria no sepa
perdonar, todas las veces que se acordaba que a su madre habian
echado a los perros, y dejadola comer de ellos, y cuando se iba
a sonar y no hallaba sus narices, le tomaba el diablo por vengarse
de Juan Ortiz, como si el se las hubiera cortado, y como siempre
trajese la ofensa delante de los ojos, y con la memoria de ella, de
dia en dia le creciese la ira, rencor y deseo de tomar venganza,
aunque por algun tiempo refreno estas pasiones, no pudiendo ya
resistirlas, dijo un dia a su mujer e hijas, que le era imposible
sufrir que aquel Christiano viviese, porque su vida le era muy
odiosa y abominable, que cada vez que le veia se le refrescaban las
injurias pasadas, y de nuevo se daba por ofendido. Por tanto les
mandaba, que en ninguna manera intercediesen mas por el si no
querian participar de la misma sana y enojo; y que para acabar
del todo con aquel espanol, habia determinado que tal dia de
fiesta, que presto habian de solemnizar, lo flechasen y matasen como
habian hecho a sus companeros, no obstante su valentia, que por



70 GARCILASSO DE LA VEGA (EL INCA)

ser de enemigo se debia antes aborrecer que estimar. La mujer e
hijas del Cacique, porque lo vieron enojado, y entendieron que no
habia de aprovechar intercesion alguna, y tambien porque les
parecio que era demasia importunar, y dar tanta pesadumbre al
senor por el esclavo, no osaron replicar palabra en contra; antes
con astucia mujeril acudieron a decirle, que seria muy bien que
asi se hiciese, pues el gustaba de ello. Mas la mayor de las hijas,
por llevar su intencion adelante y salir con ella, pocos dias antes
de la fiesta, en secreto dio noticia a Juan Ortiz de la determinacion
de su padre contra el ; y que ella, ni sus hermanas, ni su madre ya
no valian, ni podian cosa alguna con el padre, por haberles puesto
silencio en su favor, y amenazadolas si lo quebrantasen.

A estas nuevas tan tristes, queriendo esforzar al Espanol,
anadio otras en contrario, y le dijo: Porque no desconfies de mi,
ni desesperes de tu vida, ni temas que yo deje de hacer todo lo que
pudiere por dartela, si eres hombre, y tienes animo para huirte,
yo te dare favor y socorro para que te escapes y te pongas en
salvo. Esta noche que viene a tal hora, y en tal parte, hallaras
un Indio de quien fio tu salud y la mia, el cual te guiara hasta una
puente que esta dos leguas de aqui: llegando a ella le mandaras que
no pase adelante, sino que se vuelva al pueblo antes que amanezca,
porque no le echen de menos, y se sepa mi atrevimiento y el suyo,
y por haberte hecho bien, a el y a mi nos venga mal. Seis leguas
mas alia de la puente esta un pueblo cuyo senor me quiere bien,
y desea casar conmigo, llamase Mucozo; dirasle de mi parte que
yo te envio a el, para que en esta necesidad te socorra y f avorezca
como quien es. Yo se que hara por ti todo lo que pudiere, como
veras. Encomiendate a tu Dios, que yo no puedo hacer mas en
tu favor. Juan Ortiz se echo a sus pies en reconocimiento de la
merced y beneficio que le hacia, y siempre le habia hecho, y luego
se apercibio para caminar la noche siguiente. A la hora senalada,
cuando ya los de la casa del Cacique estaban reposados, salio a
buscar la guia prometida, y con ella salio del pueblo sin que nadie
los sintiese, y en llegando a la puente dijo al Indio, que con todo
recato se volviese luego a su casa, habiendo primero sabido de
el que no habia donde perder el camino hasta el pueblo de Mucozo.



ANTONIO PEREZ

1540 1611

ANTONIO PEREZ, the politician who played such a discreditable part in the
reign of Philip II and spent his subsequent exile in France and England,
is the writer of letters, distinguished by their conceits and alembicated mam-
ner. The epistolary style of Voiture is said to have been modelled under the
influence of Perez. In his Relaciones (1598) Perez reveals his astuteness and
perfidy, proving himself at the same time to be an expert in the writing of
precious prose. The subject-matter of his Cartas deals very frequently with
the same theme, which, however delicately couched, is somewhat monotonous,
revealing as it does an inborn turn for mendicity accompanied by a corre-
sponding adulation of the great.

CARTAS

Al Rey Enrique IV de Francia.
SYRE,

Ant. Perez dize que los dias passados dio quenta a V. Mag d
de los avisos que tenia de Espafia y muchos antes la avia dado
al s r Condestable con lo demas que aquy dira. Que, apretandole
cada dia mas las quexas de los suyos y los disf avores y desconsuelos
de aquy, sin ser de ningun servicio a V. Mag d , le es forzoso llegar
a estos ultimos tranzes por no acabar la vida en este estado.

Dize, pues, que lo que los suyos le escriven son muchas quexas
de su muger y hijos, como su Mag d mismo lo ha tenido por aviso,
de su olvido dellos, de lo poco que veen de serial del favor que
tanto les he avisado y encarescido de su Mag d Christ ma . Dizen
demas, que, viendo esto, jquanto a esta parte los devo aver
enganado en lo demas de f avores y mercedes prometidas ! Pues,
sy tal fuera verdad, y mas por capitulaciones y decretos tan en
forma como les he avisado, era impossible, que sino por my, por
la auctoridad del mismo principe, no se huvieran cumplido en
tantos afios, syquiera por el exemplo y consequencia, que en
promessas de pringipes es de consideration grande, fuera de lo
que toca a su honrra escusar el escarmiento y desengano de otros.
Pero, que aviendo dexado llegar las cosas a tal punto sin hallarme
prendado, dizen (que este es el remate en que vienen a parar
madre y hijos), dizen, digo, no menos sino que no espere jamas ver



72 ANTONIO PEREZ

ny muger ni hijos en Franfia. Que, aun para escrevirme, mi muger
pedia licencia, y aun no la tenia. Y que assy sobreste fundamento
me resuelva, sy no quiero verlos ny gozarlos, ny que me vean de
sus ojos, que me resuelva, dizen, a que no me tengan ny por marido
ny por padre ny por h ombre de entranas humanas ni agradesc.idas
a lo que han padescido por mi, y a que digan que el ayre de
Francia y la dul^e Francia, como alia suelen dezir, me han hechi-
zado, como a Ulixes la otra Circe. Que sy esto no es, y los amo,
que saiga de aquy para hazer la prueva de sy esta en esto el encanto
y misterio de vernos juntos, posponiendo no solo esperancas
passadas pero effectos presentes y bienes de fortuna a la ley y
obligafion natural, y que por el pan de la boca no los dexe hijos
de frances, si me tomare la muerte en ultima ruyna suya, por las
mismas leyes del reyno.

Que esto passa. Que agora dire yo a su Mag d lo que seme offresce.
A que supplico me de el oydo attento, para que mi demanda y
justas consideraciones hallen lugar en el animo de su Mag d y
ceven en la piedad natural.

Que digo, Syre, que mi amor a su persona real y servicio es
todo el que devo a la obligation del amparo y seguro que he tenido
debaxo de su protection. Que siempre le he desseado servir, a lo
menos valer para ello. Que por inutil no ha podido passar de desseo
mi agradescimiento. Y que, pues, aquy bivo inutil para su Mag d
y este estado en que me hallo es de tanto dano para mis hijos,
tomandome en el la muerte, y con los disfavores y desconsuelos
que padezco me podra durar poco la vida y a padres y a hijos no
les queda sino mi vida para ver el fin de mi fortuna, me es fuerza
de llegar a suplicar a su Mag d , como le suplico, muy humilmente me
de licencia para yrme a alguna cibdad neutral, adonde provar sy
esta en esto el effecto de verme junto con mi muger y hijos.

Que sy su Mag d quisiere que yo vaya y este adonde pienso hazer
la prueva que digo, debaxo de su protection y nombre, presto estoy
a obedescer y a darle satisfacion, assy en esto como en el disponer
despues de my persona, precediendo entonces para ello las prendas
y demonstraciones quemeresce tal offrescimiento y las quemeres-
cera el cumplimiento del.

ANT. PEREZ.



ANTONIO PfiREZ 73

A M r de Maridat.

Ill e S r ,

El s or Condestable mando al s or Gil de Mesa que embias-
semos a V.M. al perfumador portugues. Llamase Manuel Mendez.
Es muy honrrado y singular en su arte. Si el s or Condestable le
quisiere ver y que le bese las manos, V. m. me haga merced de
presentarsele y darnos el despacho de criado de su Ex a . Plu-
guiesse a Dios yo supiera alguna arte para tener luego titulo de
su tal artifice, pero soy tan inabil que no se ninguna arte, sino
amar. Pero en esto pienso que soy singular, y assy me quedara
lugar en essa casa y titulo de siervo de su Ex a y de enamorado de
tal senor y de tan singular trato en favoresger los que se le en-
comiendan.

servidor de V. M.

ANT. PEREZ.

Al Ex S r El Condestable de Franfia, mi Senor.

Ex mo S r ,

Por amor de Dios, que V. Ex a me perdone. Mas pido: que no
diga a nadie mi atrevimiento, que el es tal que V. Ex a le deve
callar por su auctoridad. Es, S r , que yo veo que nunca trae
V. Ex a guantes de ambar, sino de los delgadillos de cabrito.
Prueve V. Ex a , le supplico, essos que yo hago aderescar a mi modo
antiguo, que tienen no se que de hidalgo (fuera vanidad, que soy
espanol), y con ser limpios conservan bien las manos. Y manos
que se emplean en el bien publico y en el de los que se le enco-
miendan, con tanta enterega y limpieca deven ser estimadas y
conservadas por muchos anos de vida. Assy sea. Amen, amen.

De V. Ex a siervo.

ANT. PEREZ.

Al Conde stable de Franfia.

Ex mo S r ,

Ay va el papel, que papel bianco valdria mas mio que escripto,
porque mi pluma no sabe dezir sino disparates. Los cueros de



Online LibraryJames Fitzmaurice-KellyCambridge readings in Spaninsh literature → online text (page 7 of 26)