hazer con el tales hazanas, que tu te tengas por bien afortu-
nado, de auer merecido venir avellas, y a ser testigo de cosas que
apenas podran ser creydas." "A la mano de Dios," dixo Sancho,
"yo lo creo todo assi como vuestra merced lo dize, pero enderecese
vn poco, que parece que va de medio lado, y deue de ser del moli-
miento de la cayda." "Assi es la verdad, "respondio don Quixote,
"y sino me quexo del dolor, es porque no es dado a los caualleros
andantes, quexarse de herida alguna, aunque se le salgan las tri-
pas por ella." "Si esso es assi, no tengo yo que replicar," respondio
Sancho, "pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se
quexara quando alguna cosa le doliera. De mi se dezir, que me he
de quexar del mas pequeno dolor que tenga, si ya no se entiende
tambien, con los escuderos de los caualleros andantes esso del no
quexarse." No se dexo de reyr don Quixote, de la simplicidad de
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA 85
su escudero, y assi le declare que podia muy bien quexarse, como
y quando quisiesse sin gana, o con ella, que hasta entonces no auia
leydo cosa en contrario en la orden de caualleria. Dixole Sancho,
que mirasse que era hora de comer, respondiole su amo, que por
entonces no le hazia menester, que comiesse el quando se le anto-
jasse. Con esta licencia se acomodo Sancho lo mejor que pudo sobre
su jumento, y sacando de las alforjas lo que en ellas auia puesto,
yua caminando y comiendo detras de su amo muy de su espacio, y
de quando en quando empinaua la bota con tanto gusto, que le
pudiera embidiar el mas regalado bodegonero de Malaga. Y en
tanto que el yua de aquella manera menudeando tragos, no se le
acordaua ninguna promessa que su amo le huuisse hecho, ni
tenia por ningun trabajo, sino por mucho descanso, andar bus-
cando las auenturas por peligrosas que fuessen. En resolucion,
aquella noche la passaron entre vnos arboles: y del vno dellos
desgajo don Quixote un ramo seco, que casi le podia seruir de
lanca, y puso en el el hierro que quito de la que se le auia quebrado.
En estos coloquios yuan don Quixote y su escudero, quando vio
don Quixote que por el camino que yuan, venia hazia ellos vna
grande y espessa poluareda, y en viendola se boluio a Sancho y le
dixo: "Este es el dia, o Sancho, en el qual se ha de ver el bien que
me tiene guardado mi suerte. Este es el dia, digo, en que se ha de
mostrar tanto como en otro alguno el valor de mi braco, y en el
que tengo de hazer obras que queden escritas en el libro de la fama
por todos los venideros siglos. <;Ves aquella poluareda, que alii se
levanta, Sancho? Pues toda es quaxada de vn copiosissimo exer-
cito, que de diuersas e innumerables gentes, por alii viene mar-
chando." "A essa cuenta dos deuen de ser," dixo Sancho, "porque
desta parte contraria se leuanta assi mesmo otra semejante
poluareda." Boluio a mirarlo don Quixote, y vio que assi era la ver-
dad : y alegrandose sobremanera, penso sin duda alguna, que eran
dos exercitos que venian a enuestirse y a encontrarse, en mitad de
aquella espaciosa llanura. Porque tenia a todas horas y momentos
llena la fantasia de aquellas batallas, encantamentos, sucessos,
desatinos, amores, desafios, que en los libros de cauallerias se
cuentan: y todo quanto hablaua pensaua, o hazia, era encaminado
a cosas semejantes, y la poluareda que auia visto, la leuantauan
dos grandes manadas de ouejas y carneros, que por aquel mesmo
86 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
camino, de dos diferentes partes venian, las quales con el poluo, no
se echaron de ver hasta que llegaron cerca. Y con tanto ahinco
afirmaua don Quixote, que eran exercitos, que Sancho lo vino a
creer, y a dezirle: "<;Senor, pues que hemos de hazer nosotros?"
"dQue? "dixo don Quixote, "fauorecer y ayudar a los menesterosos
y desualidos. Y has de saber Sancho, que este que viene por
nuestra f rente, le conduze y guia, el grande Emperador Alif anf aron,
sefior de la grande ysla Trapobana: este otro que a mis espaldas
marcha, es el de su enemigo, el Rey de los Garamantas, Pentapolen
del arremangado braco, porque siempre entra en las batallas con el
braco derecho desnudo." "<jPues por que se quieren tan mal estos
dos sefiores ? " pregunto Sancho. "Quierense mal," respondio don
Quixote, "porque este Alefanfaron, es vn foribundo pagano, y
esta enamorado de la hija de Pentapolin, que es vna muy fermosa
y ademas agraciada senora, y es Christiana, y su padre no se la
quiere entregar al Rey pagano, sino dexa primero la ley de su falso
prof eta Mahoma, y se buelue a la suya." "Para mis barbas," dixo
Sancho, "sino haze muy bien Pentapolin, y que le tengo de ayudar
en quantopudiere." "En esso haras lo que deues Sancho, "dixo don
Quixote, "porque para entrar en batallas semejantes,no se requiere
ser armado cauallero." "Bien se me alcanca esso," respondio
Sancho. "<j Pero donde pondremos a este asno, que estemos ciertos
de hallarle despues de passada la ref riega, porque en entrar en ella en
semej ante caualleria, no creo que esta en vso hasta agora?" "Assi es
verdad," dixo don Quixote, "lo que puedes hazer d el, esdexarle a sus
auenturas, ora se pierda, o no, porque seran tantos los cauallos que
tendremos despues que salgamos vencedores, que aun corre peligro
Rozinante, no le trueque por otro. Pero estame atento, y mira que
te quiero dar cuenta de los caualleros mas principales, que en estos
dos exercitos vienen. Y para que mejor los veas y notes, retiremo-
nos a aquel altillo que alii se haze, de donde se deuen de descubrir
los dos exercitos." Hizieronlo ansi, y pusieronse sobre vna loma,
desde la qual se vieran bien las dos manadas que a don Quixote
se le hizieron exercito, si las nuues del poluo que leuantauan no les
turbara, y cegara la vista ; pero con todo esto, viendo en su yma-
ginacion lo que no veya ni auia, con voz leuantada comenco a
dezir: "Aquel cauallero que alii ves, de las armas j aides, que trae
en el escudo vn leon coronado, rendido a los pies de vna donzella,
es el valeroso Laurcalco, sefior de la puente de Plata: el otro de
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA 87
las armas de las floras de oro, que trae en el escudo tres coronas de
plata, en campo azul, es el temido Micocolembo, gran Duque de
Quirocia : el otro de los miembros Giganteos, que esta a su derecha
mano, es el nunca medroso Brandabarbaran de Boliche, senor de
las tres Arabias, que viene armado de aquel cuero de serpiente,
y tiene por escudo vna puerta, que segun es fama, es vna de las
del templo que derribd Sanson, quando con su muerte se vengo
de sus enemigos. Pero buelue los ojos a estotra parte, y veras
delante y en la frente destotro exercito, al siempre vencedor y
jamas vencido, Timonel de Carcajona, Principe de la nueua
Vizcaya, que viene armado con las armas partidas a quarteles,
azules, verdes, blancas, y amarillas, y trae en el escudo vn gato de
oro, en campo leonado, con vna letra que dize, Miau, que es el
principio del nombre de su dama, que segun se dize es la simpar
Miulina, hija del duque Alfeniquen del Algarue: el otro que carga
y oprime los lomos de aquella poderosa Alfana, que trae las armas
como nieue blancas, y el escudo bianco y sin empresa alguna, es
un cauallero nouel de nacion Frances, llamado Pierres Papin,
senor de las Baronias de Vtrique: el otro que bate las hijadas con
los herrados carcanos, a aquella pintada y ligera cebra, y trae las
armas de los veros azules, es el poderoso Duque de Nerbia, Esparta-
filardo del Bosque, que trae por empresa en el escudo vna esparra-
guerra, con vna letra en Castellano, que dize assi, Rastrea mi
suerte." Y desta manera fue nombrando muchos caualleros, del
vno y del otro esquadron que el se ymaginaua. Y a todos les dio
sus armas, colores, empresas, y motes de improuiso, lleuado de la
ymaginaciondesu nunca vista locura,ysinpararprosiguiodiziendo:
"A este esquadron frontero, forman y hazen gentes de diuersas
naciones, aqui estan los que beuian las dulces aguas del famoso
Xanto; los Mentuosos que pisan los Masilicos campos; los que
cribran el finissimo y menudo oro en la f elize Arabia ; los que gozan
las f amosas y f rescas riberas del claro Termodoante ; los que san-
gran por muchas y diuersas vias al dorado Pactolo ; los Numidas
dudosos en sus promessas, los Persas, arcos y flechas famosos ; POS]
Partos, los Medos, que pel can huyendo; los Arabes de mudables
casas ; los Citas tan crueles como blancos ; los Etiopes de horadados
labios, y otras infinitas naciones, cuyos rostros conozco y veo,
aunque de los nombres no me acuerdo. En estotro esquadron
vienen los que beuen las corrientes cristalinas del oliuifero Betis.
88 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
los que tersan y pulen sus rostros, con el licor del siempre rico
y dorado Tajo, los que gozan las prouechosas aguas del diuino
Genii, los que pisan los Tartesios campos de pastes abundantes,
los que se alegran en los eliseos Xerezanos prados, los Manchegos
ricos y coronados de rubias espigas, los de hierro vestidos, reliquias
antiguas de la sangre Goda, los que en Pisuerga se banan, famoso
por la mansedumbre de su corriente, los que su ganado apacientan
en las estendidas dehesas del tortuoso Guadiana, celebrado por su
escondido curso, los que tiemblan con el frio del siluoso Pirineo,
y con los blancos copos del leuantado Apenino. Finalmente,
quantos toda la Europa en si contiene y encierra." Valame Dios
y quantas prouincias dixo, quantas naciones nombro, dandole a
cada vna con marauillosa presteza, los atributos que le pertene-
cian, todo absorto y empapado en lo que auia leydo en sus libros
mentirosos. Estaua Sancho Panca colgado de sus palabras sin
hablar ninguna, y de quando en quando boluia la cabeca a ver
si veya los caualleros y Gigantes que su amo nombraua : y como no
descubria a ninguno, le dixo: "Senor encomiendo al diablo hombre
ni Gigante, ni cauallero de quantos vuestra merced dize parece
por todo esto, a lo menos yo no los veo, quica todo deue ser encanta-
mento como las fantasmas de anoche." "<|Como dizes esso? " res-
pondio don Quixote. "<;No oyes el relinchar de los cauallos, el tocar
de los clarines, el ruydo de los atambores ? " "No oygo otra cosa,"
respondio Sancho, "sino muchos balidos de ouejas y carneros": y
assi era la verdad, porque ya llegauan cerca los dos rebanos. "El
miedo que tienes," dixo don Quixote, "te haze, Sancho, que ni veas
ni oyas a derechas. Porque vno de los efectos del miedo, es turbar
los sentidos, y hazer que las cosas no parezcan lo que son : y si es
que tanto temes, retirate a vna parte, y dexame solo, que solo basto
a dar la victoria, a la parte a quien yo dieremi ayuda": y diziendo
esto, puso las espuelas a Rozinante, y puesta la lanca en el ristre,
baxo de la costezuela como vn rayo. Diole vozes Sancho, dizien-
dole: "Bueluase vuestra merced, sefior don Quixote, que boto a
Dios que son carneros y ouejas las que va a enuestir: bueluase,
desdichado del padre que me engendro, <[que locura es esta?
Mire que no ay Gigante ni cauallero alguno, ni gatos, ni armas,
ni escudos, partidos ni enteros, ni veros azules, ni endiablados:
que es lo que haze pecador soy yo a Dios ?" Ni por essas boluio don
Quixote, antes en altas vozes yua diziendo: "Ea caualleros los que
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA 89
seguis y militays debaxo de las vanderas del valeroso Emperador
Pentapolin, del arremangado braco, seguidme todos, vereys quan
facilmente le doy venganca de su enemigo Alefanfaron de la
Trapobana." Esto diziendo se entro por medio del esquadron de
las ouejas, y comenco de alanceallas con tanto corage y denuedo,
como si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores
y ganaderos que con la manada venian, dauanle vozes que no
hiziesse aquello, pero viendo que no aprouechauan, descineronse
las Hondas y comencaron a saludalle los oydos, con piedras como
el puno. Don Quixote no se curaua de las piedras, antes discu-
rriendo a todaspartes. "Adonde estas soberuio Alifanfaron, vente
a mi que vn cauallero solo soy, que dessea de solo a solo prouar tus
fuercas y quitarte la vida, en pena de la que das al valeroso
Pentapolin Garamanta." Llego en esto una peladilla de arroyo, y
dandole en vn lado le sepulto dos costillas en el cuerpo; viendose
tan mal trecho, creyo sin duda que estaua muerto o mal ferido,
y acordandose de su licor, saco su alcuza y pusosela a la boca, y
comenco a echar licor en el estomago: mas antes que acabasse de
enuasar lo que a el le parecia que era bastante, llego otra almendra,
y diole en la mano y en el alcuza tan de lleno, que se la hizo pedacos,
lleuandole de camino tres o quatro dientes y muelas de la boca, y
machucandole malamente dos dedos de la mano. Tal fue el golpe
primero, y tal el segundo, que le fue forcoso al pobre cauallero,
dar consigo del cauallo abaxo. Llegaronse a ellos pastores y
creyeron que le auian muerto. Y assi con mucha priessa recogieron
su ganado, y cargaron de las reses muertas, que passauan de siete,
y sin aueriguar otra cosa se fueron.
Del progresso del Gouierno de Sancho Panfa, con otros sucessos
tales como buenos.
Amanecio el dia que se siguio a la noche de la ronda del Gouer-
nador, la qual el Maestresala passo sin dormir, ocupado el pensa-
miento en el rostro, brio, y belleza de la disfracada donzella; y el
Mayordomo ocupo lo que della faltaua en escriuir a sus senores
lo que Sancho Panca hazia, y dezia. tan admirado de sus hechos,
como de sus dichos: porque andaua mezcladas sus palabras, y
sus acciones con assomos discretes, y tontos. Leuantose, en fin,
el sefior Gouernador, y por orden del Doctor Pedro Rezio le
hizieron dessayunar con vn poco de conserua, y quatro tragos de
90 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
agua fria, cosa que la trocara Sancho con vn pedaco de pan, y vn
razimo de vuas: pero viendo, que aquello era mas fuerca que
voluntad, passo por ello con harto dolor de su alma, y fatiga de
su estomago, haziendole creer Pedro Rezio, que los manjares pocos
y delicados auiuauan el ingenio, que era lo que mas conuenia a
las personas constituydas en mandos, y en oficios graues, donde
se han de aprouechar, no tanto de las fuercas corporales, como de
las del entendimiento. Con esta sofisteria padecia hambre Sancho,
y tal, que en su secreto maldezia el Gouierno, y aun a quien se le
auia dado: pero con su hambre, y con su conserua, se puso a
juzgar aquel dia, y lo primero que se le ofrecio fue vna pregunta,
que vn forastero le hizo, estando presentes a todo el Mayordomo,
y los demas acolitos; que fue, "Senor: vn caudaloso rio diuidia
dos terminos de vn mismo senorio (y este v. m. atento, porque el
caso es d[e] importancia y algo dificultoso :) digo pues, que sobre
este rio estaua vna puente, y al cabo della vna horca, y vna como
casa de Audiencia, en la qual de ordinario auia quatro Juezes, que
juzgauan la ley que puso el dueno del rio, de la puente, y del senorio,
que era en esta forma: Si alguno passare por esta puente de vna
parte a otra, ha de jurar primero adonde, y a que va, y si jurare
verdad, dexenle passar, y si dixere mentira, muera por ello ahor-
cado en la horca que alii se muestra, sin remission alguna. Sabida
esta ley, y la rigurosa condicion della, passauan muchos, y luego
en lo que jurauan, se echaua de ver, que dezian verdad, y los
Juezes lo dexauan passar libremente. Sucedio pues, que tomando
juramento a vn hombre, juro, y dixo, que para el juramento que
hazia, que yua a morir en aquella horca que alii estaua, y no a otra
cosa. Repararon los Juezes en el juramento, y dixeron: Si a este
hombre le dexamos passar libremente, mintio en su juramento, y
conforme a la ley deue morir, y si le ahorcamos, el juro que yua
a morir en aquella horca, y auiendo jurado verdad, por la misma
ley deue ser libre. Pidese a vuessa merced, senor Gouernador, que
haran los Juezes del tal hombre, que aun hasta agora estan dudosos,
suspenses, y auiendo tenido noticia del agudo, y eleuado entendi-
miento de v. m. me embiaron a mi, a que suplicasse a v. m. de su
parte, diesse su parecer en tan intricado, y dudoso caso." A lo'que
respondio Sancho: "Por cierto que essos senores Juezes, que a mi
os embian, lo pudieran auer escusado porque yo soy vn hombre, que
tengo mas de mostrenco, que de agudo: pero con todo esso, re-
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA 91
petidme otra vez el negocio de modo que yo le entienda, quiza
podria ser, que diesse en el hito." Boluio otra, y otra vez el pre-
guntante a referir lo que primero auia dicho; y Sancho dixo : "A mi
parecer este negocio en dos paletas le declarare yo, y es assi, el tal
hombre jura, que va a morir en la horca, y si muere en ella, juro
verdad, y por la ley puesta merece ser libre, y que passe la puente;
y si no le ahorcan juro mentira, y por la misma ley merece que le
ahorquen." "Assi es, como el senor Gouernador dize,"dixo el men-
sagero; "y quanto a la entereza, y entendimiento del caso, no ay
masquepedir,ni quedudar." "Digoyopues agora, "replico Sancho,
"que deste hombre, aquella parte que juro verdad la dexen passar,
y la que dixo mentira la ahorquen, y desta manera se cumplira al
pie de la letra la condicion del passage." "Pues senorGouernador,"
replico el preguntador, "sera necessario, que el tal hombre se diuida
en partes, en mentirosa, y verdad era, y si se diuide, por fuerca
ha de morir; y assi, no se consigue cosa alguna de lo que la ley
pide, y es de necessidad espresa que se cumpla con ella." "Venid
aca, senor buen hombre," respondio Sancho, "este passagero que
dezis, o yo soy un porro, o el tiene la misma razon para morir, que
para viuir, y passar la puente: porque si la verdad le salua, la
mentira le condena igualmente; y siendo esto assi, como lo es, soy
de parecer, que digais a essos senores que a mi os embiaron, que
pues estan en vn fil las razones de condenarle, 6 assoluerle, que le
dexen passar libremente, pues siempre es alabado mas el hazer
bien, que mal, y esto lo diera firmado de mi nombre, si supiera
firmar, y yo en este caso no he hablado de mio, sino que se me
vino a la memoria vn precepto, entre otros muchos, que me dio
mi amo don Quixote, la noche antes que viniesse a ser Gouernador
desta Insula, que fue, que quando la justicia estuuiesse en duda,
me decantasse, y acogiesse a la misericordia, y ha querido Dios,
que agora se me acordasse, por venir en este caso como de molde."
"Assi es," respondio el Mayordomo, "y tengo para mi, que el mismo
Licurgo, que dio leyes a los Lacedemonios, no pudiera dar mejor
sentencia, que la que el gran Panca ha dado, y acabese con esto
la audiencia desta manana, y yo dare orden como el senor Gouer-
nador coma muy a su gusto." "Esso pido,y barras derechas," dixo
Sancho: "denme de comer, y llueuan casos, y dudas sobre mi, que
yo las despauilare en el ayre." Cumplio su palabra el Mayordomo,
pareciendole ser cargo de conciencia matar de hambre a tan discrete
92 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Gouernador, y mas, que pensaua concluyr con el aquella misma
noche, haziendole la burla vltima, que traia en comission de ha-
zerle. Sucedio pues, que auiendo comido aquel dia contra las
reglas, y aforismos del Doctor Tirteafuera, al leuantar de los
manteles entro vn correo con vna carta de don Quixote para el
Gouernador; mando Sancho al Secretario, que la leyesse para si,
y que si no viniesse en ella alguna cosa digna de secreto, la leyesse
en voz alta: hizolo assi el Secretario, y repasandola primero, dixo:
"Bien se puede leer en voz alta, que lo que el senor don Quixote
escriue a v. m. merece estar estampado, y escrito con letras de oro,
y dize assi:
Carta de don Quixote de la Mancha, a Sancho Panfa, Gouernador
de la Insula Bar at aria.
Qvando esperaua oyr nueuas de tus descuydos, e impertinencias,
Sancho amigo, las ohi de tus discreciones, de que di por ello gracias
particulares al cielo, el qual, del estiercol sabe leuantar los pobres,
y de los tontos hazer discretes. Dizenme, que gouiernas, como si
fuesses hombre, y que eres hombre, como si fuesses bestia, segun
es la humildad con que te tratas, y quiero que aduiertas, Sancho,
que muchas vezes conuiene, y es necessario, por la autoridad del
oficio, yr contra la humildad del coracon; por que el buen adorno
de la persona, que esta puesta en graues cargos, ha de ser conforme
a lo que ellos piden, y no a la medida de lo que su humilde condicion
le inclina. Vistete Hen, que vn palo compuesto no parece palo:
no digo, que traygas dixes, ni galas, ni que siendo luez te vistas
como soldado, sino que te adornes con el habito que tu oficio
requiere, con tal, que sea limpio, y bien compuesto. Para ganar
la voluntad del pueblo que gouiernas, entre otras has de hazer
dos cosas, la vna, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra
vez te lo he dicho: y la otra, procurar la abundancia de los man-
tenimientos, que no ay cosa que mas fatigue el coracon de los
pobres que la hambre, y la carestia.
No hagas muchas Pragmaticas, y si las hizieres, procura que
scan buenas, y sobre todo que se guarden, y cumplan, que las
Pragmaticas que no se guardan, lo mismo es, que si no lo fuessen,
antes dan a entender, que el Principe, que tuuo discrecion, y
autoridad para hazerlas, no tuuo valor para hazer que se guardassen,
y las leyes que atemorizan, y no se executan, vienen a ser como
la viga, Rey de las ranas, que al principio las espanto, y con el
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA 93
tiempo la menospreciaron, y se subieron sobre ella. Se padre de
las virtudes, y padrastro de los vicios. No seas siempre riguroso,
ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos estremos, que
en esto esta el punto de la discrecion. Visita las carceles, las carni-
cerias, y las placas, que la presencia del Gouernador, en lugares
tales, es de mucha importancia, consuela a los presos, que esperan
la breuedad de su despacho, es coco a los carniceros, que por
entonces igualan los pesos, y es espantajo a las placeras por la
misma razon. No te muestres (aunque por ventura lo seas, lo qual
yo no creo) codicioso, mugeriego, ni gloton: porque en sabiendo
el pueblo, y los que te tratan tu inclinacion determinada, por alii
te daran bateria, hasta derribarte en el profundo de la perdicion.
Mira, y remira, passa, y repassa los consejos, y documentos que
te di por escrito, antes que de aqui partiesses a tu Gouierno, y
veras como hallas en ellos, si los guardas, vna ayuda de costa que
te sobrelleue los trabajos, y dificultades, que a cada paso a los
Gouernadores se les ofrecen. Escriue a tus senores, y muestrateles
agradecido, que la ingratitud es hija de la soberuia, y vno de los
mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida a los
que bien le han hecho da indicio, que tambien lo sera a Dios, que
tantos bienes le hizo, y de contino le haze. La sefiora Duquessa
despacho vn propio con tu vestido, y otro presente a tu muger
Teressa Panc.a; por momentos esperamos respuesta.
Yo he estado vn poco mal dispuesto de vn cierto gateamiento
que me sucedio no muy a cuento de mis narizes : pero no fue nada
que si ay encantadores que me maltraten, tambien los ay que me
defiendan. Auisame, si el Mayordomo, que esta contigo tuuo que
ver en las acciones de la Trif aldi, como tu sospechaste : y de todo
lo que te sucediere, me yras dando auiso, pues es tan corto el
camino, quanto mas, que yo pienso dexar presto esta vida ociosa
en que estoy, pues no naci para ella. Vn negocio se me ha ofrecido,
que creo, que me ha de poner en desgracia destos senores. Pero
aunque se me da mucho, no se me da nada, pues en fin, en fin, tengo
de cumplir antes con mi profession, que con su gusto, conforme a
lo que suele dezirse: Amicus Plato, sed magis arnica veritas:
digote este Latin, porque me doy a entender, que despues que
eres Gouernador lo auras aprendido. Y a Dios, el qual te guarde, de
que ninguno te tenga lastima.
Tu amigo, Don Quixote de la mancha.
94 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Oyo Sancho la carta con mucha atencion, y fue celebrada, y
tenida por discreta de los que la oyeron, y luego Sancho se leuanto
de la messa, y llamando al Secretario, se encerro con el en su
estancia, y sin dilatarlo mas quiso responder luego a su sefior
don Quixote, y dixo al Secretario, que sin anadir, ni quitar cosa
alguna fuesse escriuiendo lo que el le dixesse, y assi lo hizo, y la
carta de la respuesta fue del tenor siguiente :
Carta de Sancho Panca, a don Quixote de la Mancha.
La ocupacion de mis negocios es tan grande, que no tengo lugar
para rascarme la cabeca, ni aun para cortarme las vnas, y asi las
traygo tan crecidas qual Dios lo remedie. Digo esto, senor mio
de mi alma, porque vuessa merced no se espante, si hasta agora
no he dado auiso de mi bien, 6 mal estar en este Gouierno, en el
qual tengo mas hambre, que quando andauamos los dos por las